lunes, 24 de marzo de 2014

La vida me ha enseñado…

Que, ¿Qué me ha enseñado la vida?, la vida me ha enseñado que nada es lo que aparenta ser y nunca sale lo planificado a largo plazo, porque el mundo es cambiante, y nuestra vida misma y nuestra ideas también. La vida me ha enseñado, que nuestros padres son humanos imperfectos y no los Dioses que alucinamos de pequeños; que nuestra existencia en este mundo se debe a algo que moriremos sin comprender y que aún después de “muertos” seguiremos intentando comprenderlo. Que los aviones, son el medio de viaje más seguro, pero cuando un accidente de estos ocurre, es el medio fijo para volar eternamente. La vida me ha enseñado a ir despacio, a darme cuenta que un accidente, con suerte, te enseñará a aprender a dar valor a las cosas. Que mientras tú sufres por algo que piensas es el fin del mundo, existe alguien sufriendo en niveles inimaginables equiparables a la extinción del universo sobre el que gira tu pequeño y muchas veces miserable mundo. La vida me ha enseñado, que los amigos no son para siempre, pero la amistad sí. Que la distancia mata pasiones, aviva emociones, pero alarga la agonía de aquello que no deseamos terminar. La vida me ha enseñado que nos pasamos cien años pidiéndole a Dios una señal y un cambio en su parecer, sólo porque las cosas no salen como nosotros lo queremos, sin embargo muchas veces, precisamente las cosas no se dan porque es una señal divina que nos entercamos en no mirar. La vida me ha enseñado, que ser el hijo menor y el hermano menor en una familia, no es garantía absoluta y necesaria para ser el “consentido” de la misma. Que muchas veces un hijo termina siendo padre y consejero de sus progenitores, o el apaga incendios de situaciones inimaginables. Que muchas veces el hermano menor o el más pequeño de todos en edad, termina siendo mucho más maduro y responsable que aquellos a los que alguna vez consideró ejemplo a seguir. La vida me ha enseñado, que muchas veces el cariño verdadero y el real abrazo fraterno no necesariamente vienen de tu hermano de sangre, sino de aquellos amigos que la vida puso en tu camino y de aquellos a los que tú decidiste adoptar como tu propia familia. La vida me ha enseñado que no necesariamente ser justo, honesto y transparente, te garantiza el éxito a corto a plazo, pero felizmente las mentiras tienen patas cortas y cuando estas salen a la luz, aquellos que elevaron su vida en un castillo de naipes caen vergonzosamente, mientras que aquellos de base sólida nos mantendremos creciendo en un cimiento cada vez más fuerte. La vida me ha enseñado a no soportarle peros a nadie, a ser sincero y directo con la gente, aunque esto le moleste a muchos, la vida me ha enseñado que del 100% de personas que me conocen, el 99% de ellas me odiaba o simplemente “no me pasaba” hasta que realmente me conoció. La vida me ha enseñado a respirar la brisa marina, a cerrar mis ojos frente al mar y escuchar el aire rodando por todos y cada uno de mis canales auditivos y disfrutar extasiado de esa hermosa sensación. La vida me ha enseñado a mirar y tratar de encontrar el final del océano solo para darme cuenta que tal vez y a nivel universal somos una partícula insignificante muy importante capaz de cambiar nuestro mundo y del de aquellos que nos rodean. La vida me ha enseñado que el para siempre no existe, que las promesas están hechas para ser rotas, para hacer del momento en el que se juran, algo especial. Me ha enseñado también que a veces puedes confiar ciegamente y dar mucho más de lo que puedes dar por alguien que consideras especial, sin embargo, el considerar a alguien especial y el “derramar hasta la sangre” propia por aquella persona, puede que no te garantice que se te pague con la misma moneda. La vida me ha enseñado que existe gente hipócrita, que existe gente estúpida, que existe gente indeseable, que existen cobardes, que existen estafadores, que existen personas capaces de crear todo un mundo de mentiras con tal de obtener todo aquello que desean, personas capaces de sangrar y absorber hasta lo último de ti, de tus bolsillos, de tu alma, simplemente para utilizarte a su placer y conveniencia y llegado el día te botan como plato descartable haciéndose pasar por arrepentidos de la vida cuando no son más que perros miserables cuyo futuro está fijado por aquella ley del destino y del “todo aquello que recibes”, te será devuelto… La vida me ha enseñado que una decisión puede cambiar tu destino, tu vida. Que en la torpeza de la soledad y el dolor nos esmeramos en ser más errantes, más estúpidos. La vida me ha enseñado, que el alcohol es rico para aliviar las ganas de llorar, que las lágrimas de borracho se justifican por aquella sensibilidad que hace mágicamente aflorar en cada uno la bebida. Me ha enseñado también que a veces sacamos lo que creemos es lo mejor de nosotros, aunque muchas veces sepamos que es lo peor, solo por tratar de impresionar o tomarnos revanchas absurdas y desquiciantes. La vida me ha enseñado que una publicación de Facebook muchas veces va con la intención de hacerle conocer lo aparentemente feliz que eres a la persona que asumes que no quiere saber nada de ti o no se atreve a preguntarte ¿Cómo estás?. La vida me ha enseñado que muchas personas se aguantan la humillación de ser engañadas y aún así insisten en salvar lo que creen es una familia feliz, que existen mujeres y hombres que se tragan el orgullo y se meten los cuernos en lo más profundo de su ser con tal de aparentar llevar una vida normal, tranquila y común, igual a la de los demás y publican fotos solo para que la amante vea que están bien, que el objetivo de destrucción familiar no se logró y que el pobre marido que no tiene la culpa de haber tirado con la “perrísima” seductora ha vuelto al regazo de la persona a la que supuestamente amaba y que dicho sea de paso por algo decidió engañar. La vida me ha enseñado que el alcohol tiene aquella bondad de doble filo: sacar lo mejor y lo peor de las personas. Me ha enseñado que no siempre la seriedad y la aparente inteligencia son dotes reales sino más bien roles actuados y liberados, que la timidez necesita a veces de trago para ser vencida, que nos esforzamos muchas veces por fingir y aparentar ser quienes realmente somos. Que llegamos a ser tan estúpidos, que terminamos siendo un collage de aquello que todo el mundo sugiere y terminamos cubriendo nuestra real esencia para terminar siendo el muñequito que quieren los demás. La vida me ha enseñado que existe gente incompetente y arrogante, que llegan por algún favor no divino a donde no deben, que abusan de un cargo o un puesto sin recordar que alguna vez pasaron por allí, o tal vez sin considerar que hoy un puesto de jefatura se basa más en el liderazgo. La vida me ha enseñado que existe gente digna, que hay temor en un niño de la calle a ser secuestrado cuando un extraño le ofrece llevarla de paseo y comprarle un obsequio. Me ha enseñado que muchas veces miramos a los nuestros como un mal urbano, pero no entendemos el porqué de la situación detrás de cada ser humano. La vida me ha enseñado que cuando eres gordito, eres el ser más “apapachable” del planeta, pero cuando bajas de peso, todo el mundo comienza a decirte lo mal que te veías con esos kilitos de más. La vida me ha enseñado, que los amigos “para siempre” se terminan yendo lejos muy lejos, a muchos kilómetros de dolor y vaya que se extraña no verlos. La vida me ha enseñado que nada vale más, es más rico y es más satisfactorio que ver a sonrisa de tu madre, de tu hijo, de tu sobrino y de toda tu familia. Que no hay alegría más grande que la de ver a tu familia tranquila y sentirte orquestador de aquel momento familiar que no quisieras que termine nunca. La vida me ha enseñado que todo lo que se hace, se paga aquí. Que todo lo que haces se te es devuelto, y que todo aquello que lo que das de corazón, no necesariamente lo recibes de regreso. La vida me ha enseñado; y he aprendido que todo lo que pasa en esta vida tiene un objeto y aunque a veces puede que no entendamos porqué sucede, puede que hallemos una respuesta a nuestros “por qués” muchos años después. La vida me ha enseñado mucho y yo sigo aún aprendiendo… mientras tanto la paso bien, la padezco, la sufro, la lloro, la ignoro a veces, y aunque muchas cosas sucedan; la vida me ha enseñado, que una sonrisa es el arma de destrucción más eficaz y letal para aquellos que buscan verte y hacerte sentir mal. Me ha enseñado a sonreír cuando lloro, cuando tengo cólera, cuando duermo, cuando siento que muero, cuando siento que no existo, cuando siento que ya no puedo, cuando siento que no reiré más. La vida me ha enseñado a vivirla siempre con una sonrisa… y hasta hoy, sigo aprendiendo, y sigo sonriendo…

lunes, 28 de octubre de 2013

Un año después...he tenido suerte...

Ha pasado ya un año, y no había vuelto a escribir. No recordaba la clave para continuar con la publicación de mis ideas por blog. Finalmente y después de varios intentos, pude ingresar y revisar todo lo publicado. Ahora entiendo el porqué de muchas cosas, el porqué de muchos eventos, y es que si no hubiera vivido, no hubiera aprendido, no hubiera gozado, no hubiera escarmentado, no hubiera crecido, no hubiera sido lo que soy hoy. Durante este año, vaya que he tenido suerte, y es que creo he tenido suerte toda mi vida y no me di cuenta hasta hoy. Tuve suerte de haber nacido en un hogar constituido, que hoy se desintegró, porque he aprendido de ello, la diferencia de tener un padre y no, o el apoyo de tu familia o no, he aprendido a comprender el irraciocinio iracundo del ser adulto. Tuve la suerte de tener dos perros en mi vida a mi lado, porque me han enseñado que puede un animal ser más expresivo que cualquier ser sobre este planeta. No me imagino pasándole la lengua a alguien mientras le digo que lo quiero como lo hacía mi perro peluche por ejemplo. Tuve la suerte de haber crecido en un hogar humilde, lleno de carencias económicas, porque ahora gracias a eso he aprendido a valorar cada cosa que he logrado obtener. Ha sido difícil comenzar una vida “solo”. Pero he aprendido. He tenido suerte por haber sufrido el robo de mi laptop en algún momento al llegar a Trujillo y es que aprendí a agradecer el haber perdido solo el aparato y no la vida. He tenido suerte de llegar siempre a donde quiero, al ritmo que quiero y en el tiempo que quiero He tenido suerte de haber sido gordito toda mi infancia, y es que gracias a eso y al instinto innato que tenemos para responder a las burlas, a las acciones de los demás, eso que hoy llamamos “bulling”, he aprendido a tomar ese sentido irónico y sarcástico que hoy me caracteriza. Y es que he aprendido a reír para todo, a reírme de mí mismo y reírme con los demás. He aprendido a sonreír al daño, al dolor, a la ira, a las ganas de llorar, he aprendido a sonreír mientras lagrimeo, he aprendido a dormir con una sonrisa en los labios, he aprendido a sonreír mientras me riñen por cosas que no merezco, he aprendido a reírme mientras sangra alguna parte de mi cuerpo y bañan en al alcohol. Y tengo suerte de haber aprendido de todo eso. He tenido surte de haber conocido a Orfelina, a Sara, a Félix, Rolando, Francisco, a Antonio, a Reina, y muchas otras personas que me enseñaron lo liviana que puede ser nuestra existencia, he aprendido gracias a ellas que la vida la perdemos haciendo nada, que la vida es un ratito, que te vas de este mundo y solo a través de nuestros sueños volveremos a conversar. He tenido suerte de conocer del amor y el desamor en todas sus formas, expresiones y magnitudes, y todo eso me ha permitido comprender, que a veces amas a quien ni siquiera te quiere, que a veces ni si quiera quieres a quien realmente te ama. Que no siempre hacer las cosas bien y buenas te garantiza ser correspondido. Que a veces el ser correctamente bueno no es tan bueno. Que el amor es de a dos. Que la amistad intensa no es amor. Que el sexo es rico, pero el amor y la amistad lo es más. Que puedes probar y jugar ser la gran puta o el gran puto que quieras, pero eso llena solo tus momentos de vacío, pero no te complementa, no te hace crecer, no te hace salir del hoyo en el que estás. He tenido la suerte de cruzarme con amores locos, he tenido la suerte de hacer lo que he querido. He tenido la suerte de sentir el cambio y los giros de la vida en menos de un año. He tenido suerte de haber tenido dos accidentes continuos en menos de una semana en mi moto. Y es que pudo haber sido peor, y tal vez y pudo haber sido solo uno y no dos. He tenido suerte de desgarrarme el manguito rotatorio superior y no haber podido levantar el brazo durante dos meses, porque pude haberme roto el alma, pude haberme destrozado la columna vertebral, pude haberme quebrado algún hueso, pude haber perdido mis piernas, pude haberme roto las costillas, pudo haber sido peor. He tenido suerte de haberme cruzado con Verónica, la fisioterapista más linda y joven dentro del grupo de viejas que encontré en la clínica en la que por suerte y gracias a haber comprado el SOAT pude ser atendido. Por cierto, creo que he tenido suerte de haber comprado el SOAT y mi moto a tiempo. He tenido suerte, pues estuve en el lugar indicado, a la hora indicada y con la gente indicada para poder apoyar mi hermano. He tenido suerte de haber podido rescatar la vida de mi hermano y no su cadáver. He tenido suerte de haber contado en ese momento con mis amigos. He tenido suerte al haber sufrido el robo de la moto de mi hermano en una cochera, pues pudieron haberse llevado las dos y tal vez y se hubieran llevado mi alma con eso también. He tenido la suerte de haberme sentido destrozado y sin saber qué hacer, he tenido suerte de haberme tirado a la vereda en plena calle y llorar desesperadamente como niño recién nacido de la cólera, de la impotencia, de la amargura y tener a Jhonny, a Hebert y Andrés aquella noche a mi lado, medicándome, acompañándome a hacer la denuncia, a buscar el lugar indicado para denunciar, a hablar por mí, a cuidar de mi tranquilidad cuando más lo necesitaba. He tenido la suerte de no haber podido llegar a mi meta pasada en mi actual trabajo, y es que solo cuando caes, te das cuenta de la comodidad en la que estaba acostumbrado a vivir. He tenido la suerte de escuchar de las palabras de un tercero, que mi madre comenta entre lágrimas que soy una persona muy especial y un hijo bendecido, pues asegura que le he salvado la vida dos veces. He tenido la suerte de conocer a muchas buenas personas, que lo primero que me dicen es que antes de hablarme me odiaban, y es que no sé porqué, hasta ahora, levanto en algunas personas falsas y negativas pasiones. He tenido suerte de llevar a mi casa, a mis amigos, los que aprecio más que a nada en el mundo. Y es que se, de ahora en adelante, que el día que no esté con ellos, sabrán a dónde llegar a despedirme. Tengo la suerte de tener una habitación independiente, una cama en donde dormir, una moto en la cual pasear, una laptop en donde escribir, una tele sin cable en donde ver tv, un equipo de sonido con parlantes que elevan mi alma hasta el infinito cada vez que escucho música. Tengo la suerte de poder escuchar, mientras mi padre tiene que tener unos aparatitos en el oído para poder hacerlo. Tengo suerte de poder ahora salir a correr y no haber quedado inválido después de mis dos accidentes más fuertes. Tengo suerte de haber conocido a muchas buenas personas; pero, lo mejor, es haber conocido a las malas, pues gracias a ellas quiero, amo y valoro más a las buenas. He tenido la suerte de haber llevado a mi casa una caja de pizza y haber visto a mi sobrino reventando hasta la saciedad y pidiendo más, como una reencarnación de su hambriento padrino. He tenido suerte de conocer y ver la vida desde otras formas, de otras maneras, de haberla experimentado y recorrido en cierta forma no siempre por el correcto camino. He tenido la suerte de poder ver el despertar de la luz del día, tengo suerte de poder ver desde el cuarto piso de mi nueva casa, las estrellas; tengo suerte el día de hoy de estar completo. He tenido la suerte de equivocarme en grande y pagar con sufrimiento mis errores por ello. He tenido la fortuna de sentirme fracasado, de sentirme alicaído, de sentir que nada valió la pena, de sentir que “la cagué”, de sentir que no me merezco algo, de sentir que muero, de sentir que la vida se me va, de sentir que ya no puedo más, de sentir un nudo en la garganta que me impide hablar y siquiera respirar y es que por suerte estos sentimientos me hacen sentir vivo He tenido la suerte de volver a escribir, un año después, y haber recibido a pesar de ello más de 35 mil visitas y lecturas a mis textos, ha pasado un año ya y tengo suerte de estar aquí, tengo suerte de seguir poder escribiendo, finalmente he vuelto…

lunes, 24 de diciembre de 2012

Feliz Navidad… ¿No?

Estamos a pocas horas de conmemorar una de las fechas más bonitas y especiales del año, la navidad. Una fecha en la que por tradición el ser humano busca la felicidad, la tranquilidad y el calor de hogar con los suyos. Esta navidad es muy especial y particular, esta navidad no será feliz, esta navidad será triste, hago el recuento de este año y aunque por un lado está el balance de todo lo bueno que he vivido, experimentado y sentido, está también todo lo negativo y triste que hasta el día de hoy ha pasado. Hoy a las doce de la noche mientras el resto de familias estén sentadas al pie de una mesa abundante, tal vez y yo esté en mi cama, pensando en todo aquello que sucedió. En las personas que este año se me fueron, en las personas que este año me arrebató, en aquellos que ya no están conmigo, y en los que aún estando vivos no veo, no recuerdo, o simplemente los eché al olvido. Se supone que esta fecha es de unión, de regocijo, de felicidad, y de regalos. Es un día en el que aprovechamos para practicar aquella abrazo-terapia que deberíamos realizar a diario. Hoy abusemos del cariño de los nuestros del amor de los que nos rodean. Esta navidad me hace recordar muchas cosas, tal vez y no debería pensarlas, tal vez y ni siquiera escribirlas, pero es inevitable, escribir es mi religión, es mi forma de decir las cosas. ¿Feliz navidad?, sabiendo que extraño a muchas personas que no están hoy conmigo, ¿Feliz navidad?, sabiendo que el rencor de otras personas es más grande que todo aquello que alguna vez nos unió. ¿Feliz navidad? Sabiendo que hoy en mi mesa habrá un espacio vació adicional, ¿Feliz navidad? Sabiendo que tal vez mucha gente debería estar aquí y ya no está. Días atrás el ser humano volvió a jugar con la fecha predilecta para que se acabe el mundo. Y muchos nos quedamos esperando el momento, deseando quela hecatombe estalle en la tierra, sin embargo tal vez el fin de nuestro mundo lo estamos viviendo día a día. Esta navidad intentaré ser feliz, esta navidad intentaré sonreír una vez más, esta navidad recordaré a aquellos que me abandonaron sin querer y no están físicamente conmigo, esta navidad sonreiré recordando todo lo bonito que alguna vez nos unió, lo que nos hizo amigos, lo que nos hizo entrañables, recordaré todo aquello que hoy me hace sentir vacío y llorar su ausencia. Y los recordaré no por el placer masoquista que muchas veces me acompaña, lo haré porque después de todo si están o no hoy cerca a mí, los sigo recordando por aquel significado que su existencia dejó en mí. Hoy muchos pavos morirán, hoy muchos niños llorarán, hoy muchos adultos también, muchos padres recordarán a sus hijos, muchos hijos recordarán a sus padres, muchos amigos recordarán a sus amigos. Navidad, maldita y bendita fecha a la vez, qué alegría y tristeza me das al mismo tiempo. Navidad fecha de amor, de reconciliación, fecha de muchas cosas que muchas veces no tenemos, que muchas veces no sentimos, pero luego qué bien que las reemplazamos. Esta noche pensaré en ti que no estás aquí, esta noche pensaré en tu sonrisa, esta noche pensaré en tu mirada, esta noche pensaré en todo aquello que nos hizo amigos, en todo aquello que nos marcó, en todo aquello que desapareció, en todo aquello que dejaste que suceda, en todo lo que tus decisiones significaron para conmigo, para mi familia, para mis amigos, esta noche recordaré a mi muertos, esta noche recordaré a mis zombis, esta noche recordaré a mis caídos, a recogidos, a mis derrotados, a mis admirados, a mis elogiados, a mis amigos, a mis no amigos, a mi familia, a aquellas personas que cruzaron este año por mi vida. Esta noche intentaré pasarla bien, después de todo de eso se trata la navidad, de recordar el nacimiento de un ser que cambió el mundo, si existió o no, no me interesa, si sus milagros fueron ciertos o no, tampoco. Lo cierto es que hace 2012 años nació un ser que vino a cambiar la historia de muchos, y creo que de eso se trata esto. De la esperanza, del renacimiento, de comenzar de nuevo todo, con la ilusión de hacer de nuestra vida una vida y un mundo para los demás, aunque para el mundo muchas veces no seamos nada. El significado de mi navidad el día de hoy cambió, gracias a aquellos que estuvieron siempre conmigo, a aquellos a los que aunque no vea o sienta físicamente noche a noche logro escuchar sentir su abrazo o sus palabras, a aquellos que me enseñaron este año que todo puede comenzar de cero, a aquellos que me enseñaron que las cosas no son tan fáciles, a los que decidieron “matarme” aún estando vivo, a las personitas nuevas que conocí a aquellos nuevos amigos y amigos que aparecieron y se dejaron conocer y sobre todo a ti que estás leyendo esto, y te tomaste la molestia de llegar hasta acá, gracias por compartir conmigo mi visión positiva y negativa de esta navidad, gracias una vez más por permitirme llegar a ti , y sobre todo por ayudarme a realizar parte de lo que quiero hacer de mi en ti, trascender. Feliz navidad, pásala rico y sobre todo te escribo UN FUERTE ABRAZO… Feliz navidad… ¿No?

miércoles, 4 de julio de 2012

Querido Rolo:

Era lunes por la mañana y desde la pantalla de mi celular vi tu foto por facebook, me
alegré mucho pensando que al fin habías creado una cuenta en esa página, sin embargo cuando leí el mensaje prescrito en la parte inferior, no pude creerlo. ¿Sabes?, pensé que se trataba de un sueño, y recuerdo haber cerrado los ojos esperando despertar. Lamentablemente ya pasaron varios días y no puedo hacerme a la idea de que tu partida física sea una realidad. Noble amigo, incansable crítico semanal de todos y cada uno de mis artículos, se que ahora estás en todos lados pero debo aceptar que tu presencia física me hará falta. ¿Cómo olvidar tu mirada cálida, con esos ojitos claros y saltones que la vida te regaló?, ¿Cómo no querer volver a experimentar el placer que era debatir en amplias conversaciones contigo?, ¿Cómo no desear volver a filosofar a tu lado acerca de cualquier tema que se nos presentase?, ¿Con quién bromear ahora de forma tan sutil, tan inteligente, tan elocuente?; ¿Con quién mantendré ahora las conversaciones más interesantes e inteligentes que he tenido en mi existencia?. ¿A quién volveré a oír aquellos irreverentes chistes en diferentes idiomas?, ¿A quién hacer preguntas complejas para encontrar respuestas sencillas?, ¿Con quién bromear entre tragos con el tacto único y hermosamente decorado por tus palabras?. Rolo, fui al lugar en el que resguardaban tu recuerdo y hubo mucha gente, sentado allí pensando en muchas cosas, mientras veía a tu logia predilecta escoltando tu cuerpo, no podía imaginarte de otra forma más sino con el pecho hinchado del orgullo. Y se me hacía fácil sonreír porque casi podía escucharte hablarme, porque casi pude sentirte en ese momento. Amigo, se que te fuiste feliz, se que echadito en aquella caja de madera que hoy te acobija escuchaste con pleitesía los coros de tu propia misa. Y era imposible, para mí, no recordar aquellos momentos en los que nos reuníamos para escuchar tu música favorita, aquella que convertiste en mi predilecta también, ¿Cómo olvidar aquel momento en el que compartiste conmigo gran parte de tu colección de coros celestiales?, y las decenas de discos que escuchábamos sin parar cada uno mejor que el otro. Te pido me disculpes, porque sé que no te gustó verme llorar, y créeme que intenté no hacerlo porque sabía que te molestarías, pero era imposible. Sí, soy humano, una criatura más de la creación, como solías llamarme ¿lo recuerdas?, y como humano no adquiero aún la capacidad para ocultar mis sentimientos. Y es que es imposible no apenarse ante tu partida. El cuerpo obedece, pero el alma no sabe de razones amigo y estalla en llanto. Hombre de infinita sabiduría, el ser más culto y a la vez extrañamente sencillo que he conocido, duele tu ausencia porque como tú no habrá otro Rolo, son muchos los momentos que recuerdo a tu lado, muchas la veces que hemos reído, muchos los momentos compartidos. Se me va un amigo, se va parte de mí, se me va un sabio, se me va un maestro, se me va un ser único e incomparable. Queda corto el espacio para comentar todo aquello que vivimos y de las mil y un cosas que conversamos. Se contundente en tus artículos – me decías siempre con tu puño cerrado - y recuerdo como te hacía renegar, como me observabas cada cosa, y era un placer para mi saber que me leías, era un placer para mi obtener tu crítica, era un placer para mi tenerte a mi lado, era un placer para mi, saberme tu amigo. Hoy todos los que te conocemos superficialmente, sabemos que físicamente te hemos perdido, pero aquellos que conocemos un poco mas de ti, sabemos que ahora estás en todas partes, formando parte de la misión directa de el Gran Arquitecto del Universo y te imagino como un Maestro de Obra, tal cual lo fuiste en este tercer planeta. Hoy tengo la seguridad de que aunque lloremos aquí tu partida, allá donde estás tú, en el mundo de la luz debes estallar en infinita felicidad, y escucharás todos los días y todo el día a los coros celestiales, esos con los que disfrutabas aquí escuchando a las burdas imitaciones humanas. Y no te imagino de otra forma, tal vez y pidiendo arriba a los ángeles que repitan una y otra vez el Ave María, tu canción predilecta, tu canción favorita. Quiero ser contundente Rolo, pero termino desvariando en la inmensidad y la extraña y simple complejidad de todo aquello que significaste en nuestras vidas. El mundo te ha perdido, tus amigos te extrañaremos, pero me queda el consuelo de saber que estás al lado de mi Barbón, como le digo yo al que tú llamas Gran Arquitecto. Y vaya que lo es, y sé que parte de su obra universal fue dejarte en esta vida material, no solo para alcanzar la perfección de tu alma celestial, sino también para que enseñes a vivir a todos los que te rodeaban y supieron alguna vez de ti. Y vaya que lo hiciste y vaya que lo lograste. Tu legado queda querido amigo, y quienes te conocimos no dejaremos que tu recuerdo se pierda en el olvido, porque tu alma ha trascendido, porque tú estabas lejos de la imperfección común y corriente de cualquier ser humano, porque tal vez y tu presencia en nuestras vidas no fue humana, porque tu alma tocaba directamente el alma de aquellas personas que conocías, porque tu paso por nuestras vidas fue tan solo una vez y cualquier cosa buena que puedas haber hecho o cualquier amabilidad que puedas haber tenido con algún ser humano, la hiciste en su momento, pues sabias que no se repetiría y estabas seguro que no pasaría de nuevo, porque eso es lo que fuiste y estoy seguro seguirás siendo, un ángel de paso amigo, un ser de luz, un ser trascendental y lleno de magnanimidad. Descansa tranquilo Rolo, nosotros tus amigos ya estamos en camino…

sábado, 21 de abril de 2012

De repente…


De repente te das cuenta que algo en tu vida no anda bien, y decides que algo dentro de ti debe cambiar, comienzas a pensar, a suponer, a recordar, en qué momento cambiaron las cosas, en qué instante se comenzó a joder tu vida.
De repente te das cuenta que todo aquello por lo que trabajaste por mucho tiempo no era lo que realmente querías, sino solamente los que lo demás aspiraban que tu alcances. De repente y te das cuenta que tu vida no es perfecta, que aquellos en los que creías como modelos a seguir, realmente no son perfectos, y te das cuenta porque los sientes humanos, porque vas creciendo y conociendo sus “humanidades”, porque realmente y aunque muchos lo quisiéramos, no existe el ser humano perfecto.
De repente y descubres muchas verdades ocultas detrás de personas, detrás de acciones, detrás de gestos, detrás de casi todo aquello que te rodea, y descubres que realmente mucho de lo que viviste, mucho de lo que pensaste y mucho de aquello que considerabas algo o alguien realmente se sostiene sobre la nada.
De repente y descubres que aquella persona en la que confiabas, no era realmente confiable, y te pasas los días pensando porqué, y derramas lágrimas de coraje, lágrimas de impotencia, lágrimas de infelicidad, lágrimas del absurdo, del sentimiento de saberse engañado, del sentimiento de saberse tonto, mentido, burlado, utilizado.
De repente pasa el tiempo, en un abrir y cerrar de ojos, los días pasaron, te detienes y piensas, y te das cuenta que algo dentro de ti, ha cambiado, que sin darte cuenta el tiempo ha moldeado mas tu mente, tus sentimientos, ahora eres otro, o aparentemente eso crees. De repente y la gente que amas se te va, o los seres que quieres desaparecen, se alejan, y sabes que no los volverás a ver, y sabes que los has perdido físicamente para siempre, y quieres desaparecer también.
De repente reaccionas, y te das cuenta que no puedes continuar así, y decides aceptar muchas cosas y decides cerrar etapas, decides darle vuelta a la página, decides terminar de leer el último capítulo de la historia de esa parte de tu vida. Y aunque sabes que el capítulo tal vez no tenga aún el final feliz que deseas, te queda la esperanza de saber que aún no termina.
De repente y vas andando por la calle y una persona llega y afecta tu vida, de repente y andas perdido en la nada de tus ideas, en lo cotidiano de tus días, y aparece esta persona, tu ni sabías que existía, pero por algo se cruza en tu camino, y es que hay dos formas de conocer a un ser humano; de pasada, y para toda la vida.
De repente y te das cuenta que un gesto tuyo puede afectar a alguien más de lo que esperabas, de repente y sin querer te la pasas haciendo daño a la gente que te quiere, de repente llegan a tu mente un montón de recuerdos infelices, y lloras de amargura y vuelves a descubrir tus heridas, y vuelves a sentirte humano, y recuerdas que tenías lágrimas, recuerdas que es sangre lo que corre por tus venas, recuerdas que es un corazón aquello que te mantiene vivo, recuerdas que la gente que amas es el motor que activa todos tus días, recuerdas a quienes no debes recordar, porque sabes que quiérase o no te enseñaron algo especial y tienen también en tu mente un cuarto especial.
De repente y sientes que tu mundo se acaba, que las fuerzas te abandonan, que ya no puedes mas, y es que hay momentos en que el alma nos pide a gritos llorar, de repente y es tiempo de hacerlo, y te das cuenta de lo rico que se siente luego, de lo pesadas que aquellas gotas de agua salada dentro de ti resultaban y de lo ligero que sientes tu cuerpo una vez terminado aquel rito de purificación espiritual.
De repente ves el calendario, miras el reloj, y te das cuenta del tiempo que pasó, te miras al espejo y recuerdas aquella sonrisa que tenías ayer, y te das cuenta que tu rostro cambió, que tu vida no es tal vez lo que esperabas, pero lo peor de todo es que a pesar de ver eso, solo volteamos la mirada y seguimos en el mismo camino.
De repente nos cansamos de todo, y comenzamos de nuevo, y deseamos regresar los buenos tiempos y nos permitimos cambiar, y nos permitimos hacer lo que nunca hicimos, y nos permitimos amar como nunca hemos amado, y nos permitimos decir lo que nunca hemos dicho, y nos permitimos ser felices, y nos permitimos ser nosotros mismos… de repente, hacemos una pausa mas, cerramos los ojos, respiramos, y nos damos cuenta que nada ya será igual, y que al levantar de nuestros párpados, nuestro ser se habrá renovado, y habremos crecido, y habremos madurado, de repente y habremos aprendido, de repente…

viernes, 13 de abril de 2012

Carta a la muerte…

Una vez más apareces de la nada, llevándotelo todo cuando se te da la gana.

Sigo haciendo cálculos, sigo tratando de asimilar, sigo preguntándome porqué, sigo buscando alguna lógica a tus decisiones, no entiendo como hay gente que te venera y hasta te llama santa, no comprendo, simplemente no comprendo... muerte, se que el día que nos encontremos develaré todos tus misterios.
Tu, maldita e indeseable amiga, se que un día de estos me visitarás. Y aunque las muestras de tu trabajo las apreciamos a diario, siempre serás la cruel repartidora de desazón, de tristeza, de lamentos, de miseria, de zozobra.
Esta semana me demostraste que tu empleo no tiene lógica, esta semana te luciste, hiciste que recapacite acerca de lo frágil de nuestra existencia, de lo tan efímero que puede resultar nuestro paso por esta forma de mundo. Tu, desgraciada aniquiladora de existencias, de presencias humanas, tú que arrancas la vida, destrozando a tu paso la de los demás, tu inmortal y maldito necesario mal, ignoro si disfrutas tu trabajo o tal vez y sea un castigo tu existencia en el paralelo de nuestros mundos.
Pasan por mi mente los momentos en los que cumpliste tu labor cerca a mí. Tu recuerdo no me es grato por más que intente buscar un solo instante. Tu, eterna desgraciada, maldita y huesuda caminante; te he sentido cerca ya dos veces y recuerdo tu coqueteo y zarandeo, tu sonrisa siempre presente, tus ojos profundos mostrando la oscuridad en la que probablemente muchos de tus acompañantes caigamos. Tu, que definitivamente uno de estos días venideros me ganará la carrera y me alcanzará, tu flacucha desgraciada de la que no podemos huir, prometo encontrarte, y el día que nos veamos te haré muchas preguntas, no daré ni un solo paso en falso, aunque intentes jalarme, mi fuerza de voluntad será mayor y descubriré finalmente todos tus misterios, lo prometo.
Puedo imaginarme el momento de nuestro encuentro, estoy seguro nos encontraremos alguna tarde de estas que vengan, y tu sonreirás y créeme que yo también. No entiendo tu trabajo, pero trato de comprenderlo. Espero seas ciega y no una despistada, porque hasta este momento tu trabajo no tiene alguna lógica humana. Haces siempre con nosotros lo que quieres, no te importa la edad, no te importa el sexo, ni siquiera si alguien merece o no acompañarte. Eres impresionantemente impredecible y eso, te hace tan atractiva como indeseable. Espíritu maligno o ángel benigno, me pregunto en este instante si tu trabajo es independiente o solo sigues las órdenes y designios de alguien superior a ti.
Ayer recorrí el mismo camino de siempre, y visité tu sucursal de tristeza, ayer no me sentí bien, porque te sentí a ti, y aunque digan por ahí que debemos pensar en recibirte con alegría porque eres la puerta a un mundo mejor, mi conciencia terrenal aún, y mi egocentrismo humano no me permiten verte si quiera con el más mínimo sentimiento de felicidad.
Ojalá y todos bailáramos a tu encuentro, ojalá y seas realmente motivo de fiesta, no solo para los que llevas, sino también para los que quedamos. Y es que sigo sin entenderte, sigo sin concebir tu misión, sigo sin concebir las políticas y normas de tu trabajo. Simplemente no me caben en la cabeza., no las comprendo en mi condición de mortal y humano.
Después de todo tal vez y solo seas una triste esclava, o tal vez y eres la ilustre dueña de tu propia empresa propagadora de tristeza en el planeta. Sé que hay gente que te busca y no te encuentra, gente que te encuentra y no te busca, gente que te huye y a la que alcanzas, o gente que te persigue y de la que tu huyes, eres una coqueta despreciable, pero eres necesaria e inapelable.
De alguna forma vuelves nuestros días interesantes, de alguna forma nos encontraremos una vez más en el camino, tal vez como el triste espectador de tu trabajo o tal vez, esta vez, como tu eterno acompañante. Algún día me daré el gusto de acompañarte, y ya pienso en nuestro itinerario, pediré me lleves primero de visita con aquellos que me arrebataste y luego, a donde toque quedarme. Aquel día será algo extraño, pienso en el mundo terrenal y el día que me lleves, tal vez signifique la tristeza de muchos o de pocos, pero tal vez también y desde tu mundo y tu lado, signifique la alegría por el reencuentro con aquellos que se me adelantaron. Te dejo pelona amiga, debes estar ocupada y, espero, cansada. Estamos en contacto, nos vemos luego y espero tengas un buen día en tu trabajo…maldita, despreciable, impredecible, ilógica, coqueta y devastadora amiga.

lunes, 26 de marzo de 2012

A los 25 + 1

Hace un buen par de semanas que no había vuelto a escribir, puedo acusarlo

a la falta de tiempo, puedo excusarme en la desmotivación y también debo agregar el “exceso” de trabajo. En fin, hoy debo escribir y no porque “deba” hacerlo, sino porque quiero hacerlo. Dos semanas atrás cumplí 25+1 años, y debo aceptar que hasta los 25 cantaba orgulloso mi edad. Hoy no lo siento igual, a partir de hoy diré q tengo 25 +1 año.
Siempre, durante el año, me tomo unos instantes de retrospectiva y trato de analizar y pensar los avances y retrocesos que pude haber tenido en el periodo más reciente de mi existencia. Durante los 25 debo confesar que hice un poco de algo y un poco de nada. He cumplido ya un cuarto de siglo de años, que feo y antiguo suena eso, pero es parte de la vida y lo aprendido y lo bailado nadie nos lo quita.
Este año aprendí, que sigo siendo el mismo, que a pesar de los errores, a pesar de los fracasos y a pesar de los retrasos, aún no termino de aprender. Y creo que ese es el ingrediente que te hace más rica la existencia, el hecho de saberte ignorante ante un evento, el hecho de no saber qué hacer ante algo, de no saber cómo reaccionar de no saber aún muchas cosas a pesar de asumir que ya has aprendido y vivido mucho.
A los 25 + 1, debo reconocer algo, la soledad es parte de mi vida, pero mis amigos son la esencia de mi alma. Por algún motivo que desconozco, la vida me alejó de mi familia, la vida también se encargó de quitarme, en su momento, a la gente que más quiero, la vida se encargó de patearme duro en el trasero y de alguna forma se está encargando aún de eso.
A los 25 + 1, conversando con mi soledad, recordé a la gente que hoy no está conmigo, recordé a la gente que siempre lo está, recordé a la gente que llegó a mi vida en el último año para quedarse, espero para siempre. Recordé a la gente que se separó de mí, recordé a la gente que desapareció, recordé a la gente que me quiere, recordé también a los que no.
Llegó el día de dejar los 25 y recuerdo haber pensado, que a los 25, “Don Webón” debería morir, y es que aquella noche del 7 de marzo pensé en todo aquello que hasta ese momento había hecho y aunque debo confesar hubieron muchas cosas que no me gustaron, hubieron otras tantas que me hicieron inflar el pecho de alegría, orgullo y emoción.
A los 25+1, pienso hacer cosas que no he intentado hacer en mi vida, tal vez y porque la cobardía me detuvo siempre o tal vez porque la ignorancia y la falta de medios no me lo permitían. A los 25+1 me he propuesto recobrar la alegría que hace mucho tiempo no sentía. A los 25+1, me he dado cuenta que todo lo hecho hasta este momento no es aún suficiente, no es aún lo que quiero tener, no es aún lo que quiero lograr, y sobre todo no es aún lo que quiero alcanzar.
A los 25+1, organicé una reunión con los amigos que amo, con la familia que me puso Dios, mi Barbón, en el camino. Aquella noche fui feliz, había reunido a los amigos que marcaron parte de mi existencia, estaban reunidos en una misma mesa, perro, gato y pericote, disculpando la comparación claro está. Aquella noche cené con amigos desde la infancia hasta lo más reciente de mi existencia, aquella noche estoy seguro que pude haber muerto feliz, feliz de haberlos tenido a todos reunidos, feliz porque logré que de alguna u otra forma la gente que considero importante en mi vida, conozcan a quienes ante mi corazón y mi alma representan el mismo nivel de importancia para mí. A los 25+1, a través de esa cena, adelanté un poco la imagen de mi funeral, y es que lo siento así, no por lo años que ya pasan, sino porque casi siempre somos tan mezquinos con nosotros mismos y solo nos reunimos todos cuando la persona que amamos ya no está.
A los 25+1, me he propuesto comenzar de cero, de hecho ya he comenzado, la vida recién comienza, me espera mucho aún por aprender, por vivir, por llorar, por sufrir, por gozar, y esta vez creo que ni los miedos, ni los temores, ni las carencias me evitarán decir en algún momento, no lo hice, no lo intenté, fui cobarde, no arriesgué. Siento que no tengo nada que perder, pero si mucho por ganar. La vida al fin y al cabo la perderemos todos en algún momento, y si hay que perderla en la búsqueda insaciable de la felicidad, del gozo y el disfrute de sentirse bien, estoy seguro que desde mis 25+1, nada me detendrá y al final de mis días diré, valió la pena.
Hoy he vuelto a escribir, y esto me hace feliz, es parte de mi alegría, es parte de mí y no pienso dejar de hacerlo hasta el final de mis días. Gracias a los que extrañaron mis textos y me lo hicieron saber, gracias a los que leen en este momento y gracias a los que en algún momento futuro lo harán.