lunes, 28 de octubre de 2013

Un año después...he tenido suerte...

Ha pasado ya un año, y no había vuelto a escribir. No recordaba la clave para continuar con la publicación de mis ideas por blog. Finalmente y después de varios intentos, pude ingresar y revisar todo lo publicado. Ahora entiendo el porqué de muchas cosas, el porqué de muchos eventos, y es que si no hubiera vivido, no hubiera aprendido, no hubiera gozado, no hubiera escarmentado, no hubiera crecido, no hubiera sido lo que soy hoy. Durante este año, vaya que he tenido suerte, y es que creo he tenido suerte toda mi vida y no me di cuenta hasta hoy. Tuve suerte de haber nacido en un hogar constituido, que hoy se desintegró, porque he aprendido de ello, la diferencia de tener un padre y no, o el apoyo de tu familia o no, he aprendido a comprender el irraciocinio iracundo del ser adulto. Tuve la suerte de tener dos perros en mi vida a mi lado, porque me han enseñado que puede un animal ser más expresivo que cualquier ser sobre este planeta. No me imagino pasándole la lengua a alguien mientras le digo que lo quiero como lo hacía mi perro peluche por ejemplo. Tuve la suerte de haber crecido en un hogar humilde, lleno de carencias económicas, porque ahora gracias a eso he aprendido a valorar cada cosa que he logrado obtener. Ha sido difícil comenzar una vida “solo”. Pero he aprendido. He tenido suerte por haber sufrido el robo de mi laptop en algún momento al llegar a Trujillo y es que aprendí a agradecer el haber perdido solo el aparato y no la vida. He tenido suerte de llegar siempre a donde quiero, al ritmo que quiero y en el tiempo que quiero He tenido suerte de haber sido gordito toda mi infancia, y es que gracias a eso y al instinto innato que tenemos para responder a las burlas, a las acciones de los demás, eso que hoy llamamos “bulling”, he aprendido a tomar ese sentido irónico y sarcástico que hoy me caracteriza. Y es que he aprendido a reír para todo, a reírme de mí mismo y reírme con los demás. He aprendido a sonreír al daño, al dolor, a la ira, a las ganas de llorar, he aprendido a sonreír mientras lagrimeo, he aprendido a dormir con una sonrisa en los labios, he aprendido a sonreír mientras me riñen por cosas que no merezco, he aprendido a reírme mientras sangra alguna parte de mi cuerpo y bañan en al alcohol. Y tengo suerte de haber aprendido de todo eso. He tenido surte de haber conocido a Orfelina, a Sara, a Félix, Rolando, Francisco, a Antonio, a Reina, y muchas otras personas que me enseñaron lo liviana que puede ser nuestra existencia, he aprendido gracias a ellas que la vida la perdemos haciendo nada, que la vida es un ratito, que te vas de este mundo y solo a través de nuestros sueños volveremos a conversar. He tenido suerte de conocer del amor y el desamor en todas sus formas, expresiones y magnitudes, y todo eso me ha permitido comprender, que a veces amas a quien ni siquiera te quiere, que a veces ni si quiera quieres a quien realmente te ama. Que no siempre hacer las cosas bien y buenas te garantiza ser correspondido. Que a veces el ser correctamente bueno no es tan bueno. Que el amor es de a dos. Que la amistad intensa no es amor. Que el sexo es rico, pero el amor y la amistad lo es más. Que puedes probar y jugar ser la gran puta o el gran puto que quieras, pero eso llena solo tus momentos de vacío, pero no te complementa, no te hace crecer, no te hace salir del hoyo en el que estás. He tenido la suerte de cruzarme con amores locos, he tenido la suerte de hacer lo que he querido. He tenido la suerte de sentir el cambio y los giros de la vida en menos de un año. He tenido suerte de haber tenido dos accidentes continuos en menos de una semana en mi moto. Y es que pudo haber sido peor, y tal vez y pudo haber sido solo uno y no dos. He tenido suerte de desgarrarme el manguito rotatorio superior y no haber podido levantar el brazo durante dos meses, porque pude haberme roto el alma, pude haberme destrozado la columna vertebral, pude haberme quebrado algún hueso, pude haber perdido mis piernas, pude haberme roto las costillas, pudo haber sido peor. He tenido suerte de haberme cruzado con Verónica, la fisioterapista más linda y joven dentro del grupo de viejas que encontré en la clínica en la que por suerte y gracias a haber comprado el SOAT pude ser atendido. Por cierto, creo que he tenido suerte de haber comprado el SOAT y mi moto a tiempo. He tenido suerte, pues estuve en el lugar indicado, a la hora indicada y con la gente indicada para poder apoyar mi hermano. He tenido suerte de haber podido rescatar la vida de mi hermano y no su cadáver. He tenido suerte de haber contado en ese momento con mis amigos. He tenido suerte al haber sufrido el robo de la moto de mi hermano en una cochera, pues pudieron haberse llevado las dos y tal vez y se hubieran llevado mi alma con eso también. He tenido la suerte de haberme sentido destrozado y sin saber qué hacer, he tenido suerte de haberme tirado a la vereda en plena calle y llorar desesperadamente como niño recién nacido de la cólera, de la impotencia, de la amargura y tener a Jhonny, a Hebert y Andrés aquella noche a mi lado, medicándome, acompañándome a hacer la denuncia, a buscar el lugar indicado para denunciar, a hablar por mí, a cuidar de mi tranquilidad cuando más lo necesitaba. He tenido la suerte de no haber podido llegar a mi meta pasada en mi actual trabajo, y es que solo cuando caes, te das cuenta de la comodidad en la que estaba acostumbrado a vivir. He tenido la suerte de escuchar de las palabras de un tercero, que mi madre comenta entre lágrimas que soy una persona muy especial y un hijo bendecido, pues asegura que le he salvado la vida dos veces. He tenido la suerte de conocer a muchas buenas personas, que lo primero que me dicen es que antes de hablarme me odiaban, y es que no sé porqué, hasta ahora, levanto en algunas personas falsas y negativas pasiones. He tenido suerte de llevar a mi casa, a mis amigos, los que aprecio más que a nada en el mundo. Y es que se, de ahora en adelante, que el día que no esté con ellos, sabrán a dónde llegar a despedirme. Tengo la suerte de tener una habitación independiente, una cama en donde dormir, una moto en la cual pasear, una laptop en donde escribir, una tele sin cable en donde ver tv, un equipo de sonido con parlantes que elevan mi alma hasta el infinito cada vez que escucho música. Tengo la suerte de poder escuchar, mientras mi padre tiene que tener unos aparatitos en el oído para poder hacerlo. Tengo suerte de poder ahora salir a correr y no haber quedado inválido después de mis dos accidentes más fuertes. Tengo suerte de haber conocido a muchas buenas personas; pero, lo mejor, es haber conocido a las malas, pues gracias a ellas quiero, amo y valoro más a las buenas. He tenido la suerte de haber llevado a mi casa una caja de pizza y haber visto a mi sobrino reventando hasta la saciedad y pidiendo más, como una reencarnación de su hambriento padrino. He tenido suerte de conocer y ver la vida desde otras formas, de otras maneras, de haberla experimentado y recorrido en cierta forma no siempre por el correcto camino. He tenido la suerte de poder ver el despertar de la luz del día, tengo suerte de poder ver desde el cuarto piso de mi nueva casa, las estrellas; tengo suerte el día de hoy de estar completo. He tenido la suerte de equivocarme en grande y pagar con sufrimiento mis errores por ello. He tenido la fortuna de sentirme fracasado, de sentirme alicaído, de sentir que nada valió la pena, de sentir que “la cagué”, de sentir que no me merezco algo, de sentir que muero, de sentir que la vida se me va, de sentir que ya no puedo más, de sentir un nudo en la garganta que me impide hablar y siquiera respirar y es que por suerte estos sentimientos me hacen sentir vivo He tenido la suerte de volver a escribir, un año después, y haber recibido a pesar de ello más de 35 mil visitas y lecturas a mis textos, ha pasado un año ya y tengo suerte de estar aquí, tengo suerte de seguir poder escribiendo, finalmente he vuelto…