sábado, 21 de abril de 2012
De repente…
De repente te das cuenta que algo en tu vida no anda bien, y decides que algo dentro de ti debe cambiar, comienzas a pensar, a suponer, a recordar, en qué momento cambiaron las cosas, en qué instante se comenzó a joder tu vida.
De repente te das cuenta que todo aquello por lo que trabajaste por mucho tiempo no era lo que realmente querías, sino solamente los que lo demás aspiraban que tu alcances. De repente y te das cuenta que tu vida no es perfecta, que aquellos en los que creías como modelos a seguir, realmente no son perfectos, y te das cuenta porque los sientes humanos, porque vas creciendo y conociendo sus “humanidades”, porque realmente y aunque muchos lo quisiéramos, no existe el ser humano perfecto.
De repente y descubres muchas verdades ocultas detrás de personas, detrás de acciones, detrás de gestos, detrás de casi todo aquello que te rodea, y descubres que realmente mucho de lo que viviste, mucho de lo que pensaste y mucho de aquello que considerabas algo o alguien realmente se sostiene sobre la nada.
De repente y descubres que aquella persona en la que confiabas, no era realmente confiable, y te pasas los días pensando porqué, y derramas lágrimas de coraje, lágrimas de impotencia, lágrimas de infelicidad, lágrimas del absurdo, del sentimiento de saberse engañado, del sentimiento de saberse tonto, mentido, burlado, utilizado.
De repente pasa el tiempo, en un abrir y cerrar de ojos, los días pasaron, te detienes y piensas, y te das cuenta que algo dentro de ti, ha cambiado, que sin darte cuenta el tiempo ha moldeado mas tu mente, tus sentimientos, ahora eres otro, o aparentemente eso crees. De repente y la gente que amas se te va, o los seres que quieres desaparecen, se alejan, y sabes que no los volverás a ver, y sabes que los has perdido físicamente para siempre, y quieres desaparecer también.
De repente reaccionas, y te das cuenta que no puedes continuar así, y decides aceptar muchas cosas y decides cerrar etapas, decides darle vuelta a la página, decides terminar de leer el último capítulo de la historia de esa parte de tu vida. Y aunque sabes que el capítulo tal vez no tenga aún el final feliz que deseas, te queda la esperanza de saber que aún no termina.
De repente y vas andando por la calle y una persona llega y afecta tu vida, de repente y andas perdido en la nada de tus ideas, en lo cotidiano de tus días, y aparece esta persona, tu ni sabías que existía, pero por algo se cruza en tu camino, y es que hay dos formas de conocer a un ser humano; de pasada, y para toda la vida.
De repente y te das cuenta que un gesto tuyo puede afectar a alguien más de lo que esperabas, de repente y sin querer te la pasas haciendo daño a la gente que te quiere, de repente llegan a tu mente un montón de recuerdos infelices, y lloras de amargura y vuelves a descubrir tus heridas, y vuelves a sentirte humano, y recuerdas que tenías lágrimas, recuerdas que es sangre lo que corre por tus venas, recuerdas que es un corazón aquello que te mantiene vivo, recuerdas que la gente que amas es el motor que activa todos tus días, recuerdas a quienes no debes recordar, porque sabes que quiérase o no te enseñaron algo especial y tienen también en tu mente un cuarto especial.
De repente y sientes que tu mundo se acaba, que las fuerzas te abandonan, que ya no puedes mas, y es que hay momentos en que el alma nos pide a gritos llorar, de repente y es tiempo de hacerlo, y te das cuenta de lo rico que se siente luego, de lo pesadas que aquellas gotas de agua salada dentro de ti resultaban y de lo ligero que sientes tu cuerpo una vez terminado aquel rito de purificación espiritual.
De repente ves el calendario, miras el reloj, y te das cuenta del tiempo que pasó, te miras al espejo y recuerdas aquella sonrisa que tenías ayer, y te das cuenta que tu rostro cambió, que tu vida no es tal vez lo que esperabas, pero lo peor de todo es que a pesar de ver eso, solo volteamos la mirada y seguimos en el mismo camino.
De repente nos cansamos de todo, y comenzamos de nuevo, y deseamos regresar los buenos tiempos y nos permitimos cambiar, y nos permitimos hacer lo que nunca hicimos, y nos permitimos amar como nunca hemos amado, y nos permitimos decir lo que nunca hemos dicho, y nos permitimos ser felices, y nos permitimos ser nosotros mismos… de repente, hacemos una pausa mas, cerramos los ojos, respiramos, y nos damos cuenta que nada ya será igual, y que al levantar de nuestros párpados, nuestro ser se habrá renovado, y habremos crecido, y habremos madurado, de repente y habremos aprendido, de repente…
viernes, 13 de abril de 2012
Carta a la muerte…
Una vez más apareces de la nada, llevándotelo todo cuando se te da la gana.
Sigo haciendo cálculos, sigo tratando de asimilar, sigo preguntándome porqué, sigo buscando alguna lógica a tus decisiones, no entiendo como hay gente que te venera y hasta te llama santa, no comprendo, simplemente no comprendo... muerte, se que el día que nos encontremos develaré todos tus misterios.
Tu, maldita e indeseable amiga, se que un día de estos me visitarás. Y aunque las muestras de tu trabajo las apreciamos a diario, siempre serás la cruel repartidora de desazón, de tristeza, de lamentos, de miseria, de zozobra.
Esta semana me demostraste que tu empleo no tiene lógica, esta semana te luciste, hiciste que recapacite acerca de lo frágil de nuestra existencia, de lo tan efímero que puede resultar nuestro paso por esta forma de mundo. Tu, desgraciada aniquiladora de existencias, de presencias humanas, tú que arrancas la vida, destrozando a tu paso la de los demás, tu inmortal y maldito necesario mal, ignoro si disfrutas tu trabajo o tal vez y sea un castigo tu existencia en el paralelo de nuestros mundos.
Pasan por mi mente los momentos en los que cumpliste tu labor cerca a mí. Tu recuerdo no me es grato por más que intente buscar un solo instante. Tu, eterna desgraciada, maldita y huesuda caminante; te he sentido cerca ya dos veces y recuerdo tu coqueteo y zarandeo, tu sonrisa siempre presente, tus ojos profundos mostrando la oscuridad en la que probablemente muchos de tus acompañantes caigamos. Tu, que definitivamente uno de estos días venideros me ganará la carrera y me alcanzará, tu flacucha desgraciada de la que no podemos huir, prometo encontrarte, y el día que nos veamos te haré muchas preguntas, no daré ni un solo paso en falso, aunque intentes jalarme, mi fuerza de voluntad será mayor y descubriré finalmente todos tus misterios, lo prometo.
Puedo imaginarme el momento de nuestro encuentro, estoy seguro nos encontraremos alguna tarde de estas que vengan, y tu sonreirás y créeme que yo también. No entiendo tu trabajo, pero trato de comprenderlo. Espero seas ciega y no una despistada, porque hasta este momento tu trabajo no tiene alguna lógica humana. Haces siempre con nosotros lo que quieres, no te importa la edad, no te importa el sexo, ni siquiera si alguien merece o no acompañarte. Eres impresionantemente impredecible y eso, te hace tan atractiva como indeseable. Espíritu maligno o ángel benigno, me pregunto en este instante si tu trabajo es independiente o solo sigues las órdenes y designios de alguien superior a ti.
Ayer recorrí el mismo camino de siempre, y visité tu sucursal de tristeza, ayer no me sentí bien, porque te sentí a ti, y aunque digan por ahí que debemos pensar en recibirte con alegría porque eres la puerta a un mundo mejor, mi conciencia terrenal aún, y mi egocentrismo humano no me permiten verte si quiera con el más mínimo sentimiento de felicidad.
Ojalá y todos bailáramos a tu encuentro, ojalá y seas realmente motivo de fiesta, no solo para los que llevas, sino también para los que quedamos. Y es que sigo sin entenderte, sigo sin concebir tu misión, sigo sin concebir las políticas y normas de tu trabajo. Simplemente no me caben en la cabeza., no las comprendo en mi condición de mortal y humano.
Después de todo tal vez y solo seas una triste esclava, o tal vez y eres la ilustre dueña de tu propia empresa propagadora de tristeza en el planeta. Sé que hay gente que te busca y no te encuentra, gente que te encuentra y no te busca, gente que te huye y a la que alcanzas, o gente que te persigue y de la que tu huyes, eres una coqueta despreciable, pero eres necesaria e inapelable.
De alguna forma vuelves nuestros días interesantes, de alguna forma nos encontraremos una vez más en el camino, tal vez como el triste espectador de tu trabajo o tal vez, esta vez, como tu eterno acompañante. Algún día me daré el gusto de acompañarte, y ya pienso en nuestro itinerario, pediré me lleves primero de visita con aquellos que me arrebataste y luego, a donde toque quedarme. Aquel día será algo extraño, pienso en el mundo terrenal y el día que me lleves, tal vez signifique la tristeza de muchos o de pocos, pero tal vez también y desde tu mundo y tu lado, signifique la alegría por el reencuentro con aquellos que se me adelantaron. Te dejo pelona amiga, debes estar ocupada y, espero, cansada. Estamos en contacto, nos vemos luego y espero tengas un buen día en tu trabajo…maldita, despreciable, impredecible, ilógica, coqueta y devastadora amiga.
Sigo haciendo cálculos, sigo tratando de asimilar, sigo preguntándome porqué, sigo buscando alguna lógica a tus decisiones, no entiendo como hay gente que te venera y hasta te llama santa, no comprendo, simplemente no comprendo... muerte, se que el día que nos encontremos develaré todos tus misterios.
Tu, maldita e indeseable amiga, se que un día de estos me visitarás. Y aunque las muestras de tu trabajo las apreciamos a diario, siempre serás la cruel repartidora de desazón, de tristeza, de lamentos, de miseria, de zozobra.
Esta semana me demostraste que tu empleo no tiene lógica, esta semana te luciste, hiciste que recapacite acerca de lo frágil de nuestra existencia, de lo tan efímero que puede resultar nuestro paso por esta forma de mundo. Tu, desgraciada aniquiladora de existencias, de presencias humanas, tú que arrancas la vida, destrozando a tu paso la de los demás, tu inmortal y maldito necesario mal, ignoro si disfrutas tu trabajo o tal vez y sea un castigo tu existencia en el paralelo de nuestros mundos.
Pasan por mi mente los momentos en los que cumpliste tu labor cerca a mí. Tu recuerdo no me es grato por más que intente buscar un solo instante. Tu, eterna desgraciada, maldita y huesuda caminante; te he sentido cerca ya dos veces y recuerdo tu coqueteo y zarandeo, tu sonrisa siempre presente, tus ojos profundos mostrando la oscuridad en la que probablemente muchos de tus acompañantes caigamos. Tu, que definitivamente uno de estos días venideros me ganará la carrera y me alcanzará, tu flacucha desgraciada de la que no podemos huir, prometo encontrarte, y el día que nos veamos te haré muchas preguntas, no daré ni un solo paso en falso, aunque intentes jalarme, mi fuerza de voluntad será mayor y descubriré finalmente todos tus misterios, lo prometo.
Puedo imaginarme el momento de nuestro encuentro, estoy seguro nos encontraremos alguna tarde de estas que vengan, y tu sonreirás y créeme que yo también. No entiendo tu trabajo, pero trato de comprenderlo. Espero seas ciega y no una despistada, porque hasta este momento tu trabajo no tiene alguna lógica humana. Haces siempre con nosotros lo que quieres, no te importa la edad, no te importa el sexo, ni siquiera si alguien merece o no acompañarte. Eres impresionantemente impredecible y eso, te hace tan atractiva como indeseable. Espíritu maligno o ángel benigno, me pregunto en este instante si tu trabajo es independiente o solo sigues las órdenes y designios de alguien superior a ti.
Ayer recorrí el mismo camino de siempre, y visité tu sucursal de tristeza, ayer no me sentí bien, porque te sentí a ti, y aunque digan por ahí que debemos pensar en recibirte con alegría porque eres la puerta a un mundo mejor, mi conciencia terrenal aún, y mi egocentrismo humano no me permiten verte si quiera con el más mínimo sentimiento de felicidad.
Ojalá y todos bailáramos a tu encuentro, ojalá y seas realmente motivo de fiesta, no solo para los que llevas, sino también para los que quedamos. Y es que sigo sin entenderte, sigo sin concebir tu misión, sigo sin concebir las políticas y normas de tu trabajo. Simplemente no me caben en la cabeza., no las comprendo en mi condición de mortal y humano.
Después de todo tal vez y solo seas una triste esclava, o tal vez y eres la ilustre dueña de tu propia empresa propagadora de tristeza en el planeta. Sé que hay gente que te busca y no te encuentra, gente que te encuentra y no te busca, gente que te huye y a la que alcanzas, o gente que te persigue y de la que tu huyes, eres una coqueta despreciable, pero eres necesaria e inapelable.
De alguna forma vuelves nuestros días interesantes, de alguna forma nos encontraremos una vez más en el camino, tal vez como el triste espectador de tu trabajo o tal vez, esta vez, como tu eterno acompañante. Algún día me daré el gusto de acompañarte, y ya pienso en nuestro itinerario, pediré me lleves primero de visita con aquellos que me arrebataste y luego, a donde toque quedarme. Aquel día será algo extraño, pienso en el mundo terrenal y el día que me lleves, tal vez signifique la tristeza de muchos o de pocos, pero tal vez también y desde tu mundo y tu lado, signifique la alegría por el reencuentro con aquellos que se me adelantaron. Te dejo pelona amiga, debes estar ocupada y, espero, cansada. Estamos en contacto, nos vemos luego y espero tengas un buen día en tu trabajo…maldita, despreciable, impredecible, ilógica, coqueta y devastadora amiga.
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