Una vez más apareces de la nada, llevándotelo todo cuando se te da la gana.
Sigo haciendo cálculos, sigo tratando de asimilar, sigo preguntándome porqué, sigo buscando alguna lógica a tus decisiones, no entiendo como hay gente que te venera y hasta te llama santa, no comprendo, simplemente no comprendo... muerte, se que el día que nos encontremos develaré todos tus misterios.
Tu, maldita e indeseable amiga, se que un día de estos me visitarás. Y aunque las muestras de tu trabajo las apreciamos a diario, siempre serás la cruel repartidora de desazón, de tristeza, de lamentos, de miseria, de zozobra.
Esta semana me demostraste que tu empleo no tiene lógica, esta semana te luciste, hiciste que recapacite acerca de lo frágil de nuestra existencia, de lo tan efímero que puede resultar nuestro paso por esta forma de mundo. Tu, desgraciada aniquiladora de existencias, de presencias humanas, tú que arrancas la vida, destrozando a tu paso la de los demás, tu inmortal y maldito necesario mal, ignoro si disfrutas tu trabajo o tal vez y sea un castigo tu existencia en el paralelo de nuestros mundos.
Pasan por mi mente los momentos en los que cumpliste tu labor cerca a mí. Tu recuerdo no me es grato por más que intente buscar un solo instante. Tu, eterna desgraciada, maldita y huesuda caminante; te he sentido cerca ya dos veces y recuerdo tu coqueteo y zarandeo, tu sonrisa siempre presente, tus ojos profundos mostrando la oscuridad en la que probablemente muchos de tus acompañantes caigamos. Tu, que definitivamente uno de estos días venideros me ganará la carrera y me alcanzará, tu flacucha desgraciada de la que no podemos huir, prometo encontrarte, y el día que nos veamos te haré muchas preguntas, no daré ni un solo paso en falso, aunque intentes jalarme, mi fuerza de voluntad será mayor y descubriré finalmente todos tus misterios, lo prometo.
Puedo imaginarme el momento de nuestro encuentro, estoy seguro nos encontraremos alguna tarde de estas que vengan, y tu sonreirás y créeme que yo también. No entiendo tu trabajo, pero trato de comprenderlo. Espero seas ciega y no una despistada, porque hasta este momento tu trabajo no tiene alguna lógica humana. Haces siempre con nosotros lo que quieres, no te importa la edad, no te importa el sexo, ni siquiera si alguien merece o no acompañarte. Eres impresionantemente impredecible y eso, te hace tan atractiva como indeseable. Espíritu maligno o ángel benigno, me pregunto en este instante si tu trabajo es independiente o solo sigues las órdenes y designios de alguien superior a ti.
Ayer recorrí el mismo camino de siempre, y visité tu sucursal de tristeza, ayer no me sentí bien, porque te sentí a ti, y aunque digan por ahí que debemos pensar en recibirte con alegría porque eres la puerta a un mundo mejor, mi conciencia terrenal aún, y mi egocentrismo humano no me permiten verte si quiera con el más mínimo sentimiento de felicidad.
Ojalá y todos bailáramos a tu encuentro, ojalá y seas realmente motivo de fiesta, no solo para los que llevas, sino también para los que quedamos. Y es que sigo sin entenderte, sigo sin concebir tu misión, sigo sin concebir las políticas y normas de tu trabajo. Simplemente no me caben en la cabeza., no las comprendo en mi condición de mortal y humano.
Después de todo tal vez y solo seas una triste esclava, o tal vez y eres la ilustre dueña de tu propia empresa propagadora de tristeza en el planeta. Sé que hay gente que te busca y no te encuentra, gente que te encuentra y no te busca, gente que te huye y a la que alcanzas, o gente que te persigue y de la que tu huyes, eres una coqueta despreciable, pero eres necesaria e inapelable.
De alguna forma vuelves nuestros días interesantes, de alguna forma nos encontraremos una vez más en el camino, tal vez como el triste espectador de tu trabajo o tal vez, esta vez, como tu eterno acompañante. Algún día me daré el gusto de acompañarte, y ya pienso en nuestro itinerario, pediré me lleves primero de visita con aquellos que me arrebataste y luego, a donde toque quedarme. Aquel día será algo extraño, pienso en el mundo terrenal y el día que me lleves, tal vez signifique la tristeza de muchos o de pocos, pero tal vez también y desde tu mundo y tu lado, signifique la alegría por el reencuentro con aquellos que se me adelantaron. Te dejo pelona amiga, debes estar ocupada y, espero, cansada. Estamos en contacto, nos vemos luego y espero tengas un buen día en tu trabajo…maldita, despreciable, impredecible, ilógica, coqueta y devastadora amiga.
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