miércoles, 20 de julio de 2011

Bienvenido el Éxito


Éxito, uno de los mayores placeres de la vida que demoramos en preparar pero con el que arrasamos una vez que lo hemos conseguido. Éxito debe ser el horizonte que guía nuestras vidas, éxito es aquello que pocas personas en el mundo sabemos ubicar, perseguir, alcanzar y sobre todo mantener. Éxito no solo es un momento en la vida, éxito es un estilo de vida basada en la mejora continua. Éxito es sinónimo de logro, y sobre todo, éxito es la palabra que resume premio a tu esfuerzo y a tu capacidad.
El camino al éxito, implica sacrificios; el camino al éxito, implica dejar la vida, ser herido por las vías y presentar cicatrices en el cuerpo y en el alma al llegar a la meta. El éxito no lo consigues, el éxito te lo ganas, el éxito no lo venden en bodegas, el éxito te lo otorga por añadidura todo aquello por lo que peleaste, todo aquello que dejaste en el camino, todo obstáculo derribado, toda herida del pasado, todo esfuerzo entregado, todo aquello que te impulsa, todo aquello que disfrutas. Éxito es la suma de todos tus esfuerzos, éxito es la satisfacción que sientes por el reconocimiento de los mismos, éxito es sentir que existo, éxito es decir existo, éxito es el significado de la vida, éxito es el placer de la vida misma.
Alcanzar el éxito, no solo implica haberse esforzado y haberlo dado todo, implica también predisposición y decisión para el cambio. Alcanzar el éxito y gozarlo, implica trasladarse junto con él a lugares insospechados, tal vez y fuera del lugar en el que llegamos a la meta, tal vez y mucho más allá de lo que podamos imaginar, pero sobre todo implica que hemos crecido y madurado en el camino para aceptar todo aquello que en adelante se nos venga.
El éxito en cualquiera de sus manifestaciones nos trae muchas satisfacciones, el éxito personal, el éxito de un amigo, el éxito empresarial, el éxito de un pueblo, el éxito de un país, todos estos acompañados con una sensación infinita de gozo.
El éxito no es ajeno a nuestras cualidades, el éxito es el brillo que alcanzamos después de haber pulido con experiencia y conocimiento todo aquello por lo que vivimos y hacemos. Éxito pequeña palabra de gran significado, éxito, razón de celebración y alegría. Razón suficiente y contundente para transformaciones, para cambios necesarios y obligatorios, para cambios estratégicos y cambios valederos, todo tan necesario y tan distinto pero a la vez conservando la más pura esencia de nuestro propio ser. Éxito palabra de la que hoy saborean dos grandes amigas, Andreita y Mariacé, personas que han partido de mi lado como consecuencia de su éxito, y de las que me encuentro muy ansioso de volver a ver.
La despedida de alguien que ha alcanzado el éxito, es la celebración de todos aquellos que reconocemos el esfuerzo en los valientes ganadores, la despedida de una persona alcanzando el éxito, te deja el saber agridulce no solo en la lengua sino también en el alma, pues sabes que estás dejando a una persona exitosa en su mejor momento, motivo por el que sientes felicidad y alegría por tal, sin embargo ese mismo distanciamiento nos deja blandos y con un gran sentimiento de vacío y compromiso, vacío porque las personas que han alcanzado este brillo, dejan una marca de luz en tu vida, y compromiso pues al identificarte con su brillo, no te queda más que aspirar a alcanzar el mismo brillo, y es mas superar, al de estas personas, que al mismo estilo de estrellas fugases, precisamente cuando empiezan a dar muestras de enorme brillo e irradiar con su calidad luces de miles de colores, tienen que partir para seguir brillando en otras partes.
El dominio de esa perra o perro interno que todos llevamos dentro, esa fiera indomable que brota de nosotros en los momentos más difíciles y más necesarios de nuestras vidas, la inteligencia y completo dominio emocional de nuestras acciones, una vida correcta orientada siempre al trabajo colectivo y en equipo, una búsqueda insaciable por conseguir el bien personal orientando siempre nuestras acciones al bien colectivo, aunado a una vida insaciable de vocación al servicio y guiados siempre por la calidad de todos y cada uno de nuestros actos, serán siempre los ingredientes fundamentales en cualesquiera de nuestras acciones para enrumbar nuestros destinos en el único camino correcto y sin atajos que nos llevará de encuentro con el éxito, el camino de la calidad.
Y es que la calidad y el éxito, son complementos perfectos, son hermanos siameses, inseparables por donde se les vea o sienta. La calidad en todas y cada una de nuestras acciones serán siempre el paso a paso en nuestro largo caminar para alcanzar el éxito.
Hoy siento que saboreo el éxito, que me codeo con él a cada momento, ese éxito que muchos buscamos y que tal vez pensamos que no alcanzaremos, ese éxito con el que muchos de nosotros ya vivimos rodeados pero del que ni siquiera muchas veces nos damos cuenta. Éxito, virtud misteriosa, privilegio de pocos, a la vez alcanzado por muchos, mis acciones estarán guiadas por la vocación al servicio, por el bien común propio al de los demás pero sobre todo bajo el precepto siempre de la calidad total en todo este proceso de mejora infinita y continua en nuestra vida. Saludo la calidad en cada uno de los actos de sus vidas, saludo el esfuerzo y el coraje diario en todo lo que hacemos saludo a todos aquellos que a partir de hoy comprendieron cuál es nuestro único sendero. Bienvenido a la vida…bienvenido el éxito.
Dedicado a Mariacé Castillo y Andreita Rivasplata…dos historias de éxito.

sábado, 16 de julio de 2011

Los amigos que extravié…


Miércoles por la tarde, echado en cama, me tomo un momento para pensar y repasar los momentos, las cosas y los casos que he vivido estas últimas semanas, cosas personales, cosas públicas, cosas no tan públicas y tampoco tan personales y en fin. Hago el recuento de todo, sin querer queriendo, he retrocedido en el tiempo y recuerdo mis épocas, épocas en aquellas en las que yo llamaba jardín a lo que hoy llamamos nido, en aquellas épocas a las que llamaba colegio a las hoy llamamos instituciones educativas, en la universidad, en mi barrio de infancia, en mi barrio de adolescencia, en mi nuevo barrio, y pienso también los nuevos barrios que más adelante vendrán.
Hago el recuento de los amigos, pasan por mi mente muchos rostros, muchas caras, caras con nombre y caras sin nombre, al parecer el tiempo pasado y la imagen de alguna persona quedó pero no recuerdo su nombre, incluso pasa que recuerdo el nombre y es tanto el tiempo y la distancia que ya no recuerdo ni siquiera el rostro.
El tiempo ha pasado, pienso, y apenas tengo 25 años, que pasará en los próximos 25, si es que llegara, claro, a cumplirlos. Hoy reviso mi conciencia, reviso en mi pasado y se hace inevitable la comparación con el presente. Sonrío recordando, pues contrariamente a lo que todos creíamos en el pasado, muchas cosas diferentes han sucedido.
Hoy los “amigos, amigas y amores de mi vida”, ya no están a mi lado, y algunos y algunas ni siquiera forman parte ya de ella. Es increíble como el tiempo pasa y ya nos vamos poniendo “viejos”. Salí del, hoy, nido y no volví a ver a casi ninguno de mis compañeros, hace medio año 20 años después, una pequeña voz me llamó por Trujillo: ¿Walter Ordóñez? – dijo la voz, mientras atiné a girar - era una pequeña “compañerita” de infancia, recordaba su rostro, estaba igual de pequeña, pero ya vestida como señorita, era una antigua amiga que a pesar del tiempo y de la diferencia entre mi pequeño cuerpo de 5años y al abultado de hoy a los 25, supo de quién se trataba el bolo de carnes y huesos que andaba en una ciudad bastante en grande en comparación al pequeño pueblito en el que nos conocimos.
Iba a titular, este artículo como: “los amigos que perdí”, pero al recordar el gesto de mi amiga Saide More Padilla, mi minúscula amiga del párrafo anterior, decidí cambiar el término perdí por extravié. Y es que creo que los amigos cuando son verdaderos, jamás se pierden, simplemente los extraviamos, los damos por perdidos, la vida se encarga de alejarnos de ellos, de escondernos de todos aquellos de los que nunca quisiéramos estar separados, la vida te lo los quita, la vida te los esconde, la vida hace que discutamos con ellos, la vida hace que trabajen en otro sitio, que estudien por otro lado, la vida hace que jamás, al menos en este mundo, volvamos a encontrarnos, pero estoy seguro que lo que jamás hará la vida es que los verdaderos amigos seamos capaces de olvidarnos.
Y es que ahora también los recuerdo, y los amigos, no estamos muertos, los amigos no estamos perdidos, los amigos estamos extraviados y prueba de ello es que con un poquito de ganas muchas veces somos capaces de reencontrarnos. Hoy el tiempo ha pasado y sonrío de la ironías, amigos que en época de cole juraban jamás comprometerse con alguna chica, hoy gracias al cielo tienen una bonita familia, y mis amigas de infancia no se quedan atrás, mis queridos amigos, mis queridas amigas todas personas muy reproductivas… quién lo diría…
Hoy tengo amigos ingenieros, amigos arquitectos, amigos oficinistas, amigos en el extranjero, amigos que siguen estudiando, amigos que desaparecieron, amigos de los que no se sabe siquiera si han muerto, amigos lejanos, amigos cercanos, amigos vecinos, amigos nuevos, amigos de barrio, amigos de catequesis, amigos de juegos, amigos de retiro, y los mejores amigos. Todos separados por el destino, todos separados, cada uno por seguir su camino. Mis amigos extraviados, mis amigos aún no buscados, mis amigos aún no encontrados, algún día volveremos a reunirnos, algún día volveremos a reírnos, algún día volveremos a recordar aquellos tiempos, algún día recordaremos nuestras historias, algún día recordaremos juntos nuestras anécdotas, algún día recordaremos juntos nuestras peleas, algún día recordaremos nuestras travesuras, algún día recordaremos nuestras penurias. Algún día recordaremos que nos hizo tan amigos, y sobre todo espero un día no muy lejano, encontrarnos cara a cara y con un abrazo de hermanos cortar toda palabra para expresar la falta que nos hicimos como dos grandes y ya viejos amigos.
Estoy seguro y muchos tenemos amigos extraviados, amigos de antaño, amigos que no buscamos, hoy espero haberles recordado a aquellos amigos que extrañamos, a aquellos amigos a los que algún día recordamos y nos preguntamos ¿Qué será de ellos?, a aquellos amigos con los que gozamos a aquellos amigos que están tan solo a una llamada telefónica o “celufónica” de distancia, a aquellos amigos por los que ni nos esforzamos en saber de ellos, a aquellos amigos que fueron los que nos regalaron parte de su tiempo, experiencias de vida y sobre todo, los mejores momentos de nuestras vidas. Hoy se que no hemos perdido amigos, solo los hemos extraviado, ¿Qué dice?, ¿Comenzamos a buscarlos?

jueves, 7 de julio de 2011

Un año

Hace ya exactos 368 días que tu presencia no nos acompaña, hace ya poco

más de un año que venciste al cáncer y a la muerte para despertar a una nueva vida. Hace un año ya que se, que aunque te busque entre nosotros, nunca más, al menos en esta vida terrenal, te volveré a ver. Hace un año que paseo por las calles y veo a personas de espaldas confundiéndolas contigo, hace más de un año, que oigo voces y risas similares a las tuyas, solo para girar y darme cuenta una vez más que sería imposible que seas tú. Hace un año ya que me enseñaste con tu vida a luchar hasta el final. Hace un año que me encomendé a Dios y le pedí me ayude a ser un buen padre. Hace un año apenas que no estás aquí y, sin embargo, me parece incontable, eterno, y a la vez fugaz el tiempo que tu ausencia se ha notado.
Hace un año ya que nuestra amiga muerte decidió llevarte, hace un año que engañaste a la pelona para resucitar a la vida eterna. Hace poco más de un año y celebrábamos tu cumpleaños, hace poco más un año y tu hijo, mi sobrino y ahijado, te llamaba padre. Y es que te nos adelantaste y sé que nos estás reservando un espacio.
Querido Toñito, mi cuñado favorito, como solía decírtelo mientras sonreíamos pues sabíamos que eras el esposo de mi única hermana. Mi querido Shreck, como solía decirte cuando me hacías enfadar haciendo mofa de mi, casi poco no notorio, sobrepeso. Mi querido amigo, mi querido hermano ya ha pasado un año y no sabes cómo te hemos, te estamos y te estaremos extrañado.
Ha pasado el año más difícil de todos los que vendrán, este año tu hijo, mi ahijado, preguntó muchas veces por ti. Este año tu hijo aprendió a darse cuenta de lo duro del concepto muerte. Este año tu hijo, se ha transformado en el mío, y tal como lo dije en su bautizo, ese es y será mi compromiso. Nuestro hijo está creciendo cuñado, y este año preguntó por ti; en su inocencia pidió una escalera para llegar al cielo y visitarte, en su inocencia preguntó cuando regresarías del viaje, en su inocencia preguntó si estabas en las estrellas y cómo poder alcanzarlas, en su inocencia me preguntó si yo sabía algo de su padre.
Tu partida temprana nos ha cambiado la vida, mi hermana no sabes cómo te extraña, y de tu familia ni hablar, tú sabes cómo te adoran. Ha pasado un año desde aquella última vez que fui a visitarte. Ha pasado un año desde que en la camilla de aquel hospital abriste los ojos y tu mirada me reconoció, ha pasado un año desde aquella mañana en la que ajustaste mi dedo pulgar con toda tu mano y me dijiste: “Hola Walter, cómo estás compa’re” para luego quedarte dormido. Ha pasado más de un año desde aquel día y aún siento la fuerza de la palma de tu mano rodeándome el dedo. Ha pasado un año desde nuestra despedida física, ha pasado un año desde que tengo por seguro, tengo un ángel a mi lado.
Este año nuestro hijito pasó su primer día del padre, sin su padre físicamente. Fui yo quien recibió los regalitos, esos que solemos hacer todos de niños cuando estamos aún en el nido o el jardín. Tengo muy claro que no los merezco, pero prometo hacer los méritos necesarios para ganármelos. Nuestro hijo está creciendo Toñito, está grande y está bonito. El siempre te recuerda y sobre todo en su inocencia repite actos tuyos. Recuerdo el día en que viajaba a Lima, días después de tu partida, me iba muy triste pues no quería despegarme de nuestro hijo, y se despidió dándome un montón de besitos, tal cual acostumbrabas dárselos a él. Ese gesto me indicó que tú vives en él y siempre estarás en él. Gracias Toñito, ese día sentí que tú te despedías también de mi a través de nuestro hijo.
Extraño tus bromas, extraño tu sonrisa, extraño tu mirada, extraño nuestras conversaciones, esas que teníamos como dos buenos amigos, esas conversaciones en las que hablábamos de muchos temas, de muchas cosas, ese intercambio mutuo de experiencias y errores en nuestras vidas. Esas conversaciones que no he tenido el placer de tenerlas ni con mi padre, ni con mis hermanos. Esas conversaciones que solo se dan, creo yo, entre dos grandes amigos.
Te extrañamos mucho cuñado, a pesar de saber que te tenemos siempre pendiente de nosotros y sentirte a nuestro lado. Guárdanos un lugar al lado tuyo allá en el cielo y guía junto a nuestros ángeles nuestro camino para alcanzarlo tal y como tú lo has hecho.
Ya ha pasado un año sin ti, y si la vida terrenal se nos alarga más de lo previsto, serán muchos años con tu ausencia física. Estás vivo en mis recuerdos y en todos y cada uno de los actos de nuestro hijo. Cuídate mucho cuñado, nosotros desde aquí estaremos anhelantes siempre por alcanzarte. Gracias por haber vencido a la muerte con tu vida, gracias por haber sido ejemplo de gente, y haber tenido ese don de humildad y alegría, propio de pocos seres humanos. Hasta siempre Toñito. Hasta siempre mi gran amigo.