sábado, 16 de julio de 2011

Los amigos que extravié…


Miércoles por la tarde, echado en cama, me tomo un momento para pensar y repasar los momentos, las cosas y los casos que he vivido estas últimas semanas, cosas personales, cosas públicas, cosas no tan públicas y tampoco tan personales y en fin. Hago el recuento de todo, sin querer queriendo, he retrocedido en el tiempo y recuerdo mis épocas, épocas en aquellas en las que yo llamaba jardín a lo que hoy llamamos nido, en aquellas épocas a las que llamaba colegio a las hoy llamamos instituciones educativas, en la universidad, en mi barrio de infancia, en mi barrio de adolescencia, en mi nuevo barrio, y pienso también los nuevos barrios que más adelante vendrán.
Hago el recuento de los amigos, pasan por mi mente muchos rostros, muchas caras, caras con nombre y caras sin nombre, al parecer el tiempo pasado y la imagen de alguna persona quedó pero no recuerdo su nombre, incluso pasa que recuerdo el nombre y es tanto el tiempo y la distancia que ya no recuerdo ni siquiera el rostro.
El tiempo ha pasado, pienso, y apenas tengo 25 años, que pasará en los próximos 25, si es que llegara, claro, a cumplirlos. Hoy reviso mi conciencia, reviso en mi pasado y se hace inevitable la comparación con el presente. Sonrío recordando, pues contrariamente a lo que todos creíamos en el pasado, muchas cosas diferentes han sucedido.
Hoy los “amigos, amigas y amores de mi vida”, ya no están a mi lado, y algunos y algunas ni siquiera forman parte ya de ella. Es increíble como el tiempo pasa y ya nos vamos poniendo “viejos”. Salí del, hoy, nido y no volví a ver a casi ninguno de mis compañeros, hace medio año 20 años después, una pequeña voz me llamó por Trujillo: ¿Walter Ordóñez? – dijo la voz, mientras atiné a girar - era una pequeña “compañerita” de infancia, recordaba su rostro, estaba igual de pequeña, pero ya vestida como señorita, era una antigua amiga que a pesar del tiempo y de la diferencia entre mi pequeño cuerpo de 5años y al abultado de hoy a los 25, supo de quién se trataba el bolo de carnes y huesos que andaba en una ciudad bastante en grande en comparación al pequeño pueblito en el que nos conocimos.
Iba a titular, este artículo como: “los amigos que perdí”, pero al recordar el gesto de mi amiga Saide More Padilla, mi minúscula amiga del párrafo anterior, decidí cambiar el término perdí por extravié. Y es que creo que los amigos cuando son verdaderos, jamás se pierden, simplemente los extraviamos, los damos por perdidos, la vida se encarga de alejarnos de ellos, de escondernos de todos aquellos de los que nunca quisiéramos estar separados, la vida te lo los quita, la vida te los esconde, la vida hace que discutamos con ellos, la vida hace que trabajen en otro sitio, que estudien por otro lado, la vida hace que jamás, al menos en este mundo, volvamos a encontrarnos, pero estoy seguro que lo que jamás hará la vida es que los verdaderos amigos seamos capaces de olvidarnos.
Y es que ahora también los recuerdo, y los amigos, no estamos muertos, los amigos no estamos perdidos, los amigos estamos extraviados y prueba de ello es que con un poquito de ganas muchas veces somos capaces de reencontrarnos. Hoy el tiempo ha pasado y sonrío de la ironías, amigos que en época de cole juraban jamás comprometerse con alguna chica, hoy gracias al cielo tienen una bonita familia, y mis amigas de infancia no se quedan atrás, mis queridos amigos, mis queridas amigas todas personas muy reproductivas… quién lo diría…
Hoy tengo amigos ingenieros, amigos arquitectos, amigos oficinistas, amigos en el extranjero, amigos que siguen estudiando, amigos que desaparecieron, amigos de los que no se sabe siquiera si han muerto, amigos lejanos, amigos cercanos, amigos vecinos, amigos nuevos, amigos de barrio, amigos de catequesis, amigos de juegos, amigos de retiro, y los mejores amigos. Todos separados por el destino, todos separados, cada uno por seguir su camino. Mis amigos extraviados, mis amigos aún no buscados, mis amigos aún no encontrados, algún día volveremos a reunirnos, algún día volveremos a reírnos, algún día volveremos a recordar aquellos tiempos, algún día recordaremos nuestras historias, algún día recordaremos juntos nuestras anécdotas, algún día recordaremos juntos nuestras peleas, algún día recordaremos nuestras travesuras, algún día recordaremos nuestras penurias. Algún día recordaremos que nos hizo tan amigos, y sobre todo espero un día no muy lejano, encontrarnos cara a cara y con un abrazo de hermanos cortar toda palabra para expresar la falta que nos hicimos como dos grandes y ya viejos amigos.
Estoy seguro y muchos tenemos amigos extraviados, amigos de antaño, amigos que no buscamos, hoy espero haberles recordado a aquellos amigos que extrañamos, a aquellos amigos a los que algún día recordamos y nos preguntamos ¿Qué será de ellos?, a aquellos amigos con los que gozamos a aquellos amigos que están tan solo a una llamada telefónica o “celufónica” de distancia, a aquellos amigos por los que ni nos esforzamos en saber de ellos, a aquellos amigos que fueron los que nos regalaron parte de su tiempo, experiencias de vida y sobre todo, los mejores momentos de nuestras vidas. Hoy se que no hemos perdido amigos, solo los hemos extraviado, ¿Qué dice?, ¿Comenzamos a buscarlos?

2 comentarios:

  1. Definitivamente el termino es extraviado y en nosotros queda el volver a encontrarnos....es muy interesante lo que escribistes...te felicito amigo,en el camino te extravie y ahora te recupere...tkm.

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  2. Amigos...das todo a una amistad q luego termina apuñalandote por la espalda, en la q una herida causo la cual cicatriso, nunca me valoro mi amistad el perdio pues el se aprovecho...mi inocencia robo, mi odio se esfumo y el perdon afloro, a pesar de todo tu amigo yo soy.

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