jueves, 22 de diciembre de 2011
25 de Diciembre
Y más rápido que de costumbre se pasó la semana y celebraremos navidad. La noche del 24, lo más probable es que estemos reunidos en familia tratando de pasar un momento juntos, sobre todo de tranquilidad y unión. Que esta fecha sirva no solo para mantener un momento familiar sino también para darnos un respiro, tomarnos una pausa y reflexionar en todo aquello que durante el año ha sucedido. Recordemos a aquellas personas que nos acompañan desde mundos poco alcanzables e incomprensibles aún para nuestra imperfecta humanidad, recordemos a aquellos que tal vez y no tendrán la suerte o fortuna de tener a algún familiar a su lado, a aquellas personas que tal vez y pasen las fiestas laborando, a todas las personas que aquella noche mientras la comida se sirva y nuestra panza reviente luego por la gula navideña, no tendrán nada que comer, o en aquellos que haciendo el mayor esfuerzo posible, no logren si quiera la cuarta parte de lo que Dios y la vida misma se haya encargado de colocar en nuestras mesas, recordemos también que en una semana más, el año se nos va. Que el temido 2012 llega, y aunque UNA VEZ MAS digan que el mundo se va a acabar, nuestra vida tiene que continuar.
Hagamos que no solo esta fecha sea especial, hagamos de todos y cada uno de nuestros días algo especial, que cada día que pase realmente cuente, que los momentos en familia realmente sean eso, la excusa perfecta para estar con los seres humanos que la vida nos puso en esta vida.
Navidad, la excusa perfecta para perdonar, la excusa perfecta para olvidar , la excusa perfecta para hacer esa llamada a ese alguien, para enviar los mensajes de texto a media lista de contactos en el celular, la excusa perfecta para intentar pasar un día perfecto.
Desde este pequeño espacio, solo debo agradecer tener la oportunidad de dirigirme a usted por segundo año consecutivo en esta fecha tan especial, gracias también al Barbón (que como muchos saben es como suelo llamar a Dios), porque a él le debemos todo, porque a él le deberemos lo que tendremos esa noche y todas las demás que vendrán. Gracias a él también porque a fin de cuentas este día se conmemora el nacimiento de su hijo, razón y motivo suficiente de celebración universal, aunque la parte comercial sea muchas veces más considerada por nosotros mismos.
Este 25 de diciembre muchos irán a misa, muchos iremos a alguna fiesta, muchos dormiremos rebosantes por la gran faena navideña, muchos dormiremos con la pena de no tener a algunas personas a nuestro lado, muchos pensaremos en muchas otras cosas, otros simplemente no pensaremos en nada. Espero que esta fecha sea realmente, para usted, un encuentro con El Barbón, un encuentro en comunión con la familia pero sobre todo un reencuentro con nosotros mismos, con nuestro ser interior, con nuestras penas y alegrías, y sobre todo un día de pacto con nuestro yo interno para hacer de nuestra vida algo especial, para hacer de esa fecha algo diferente.
Escribir feliz navidad me suena tan simple, tan vacío, como cuando en un funeral gente desconocida te abraza y besa para decirte “mi sentido pésame”, cuando por dentro lo único en lo que estás pesando es en que nadie se acerque.
A todas aquellas personas que me conocen, a aquellas que no también, a todas las personas que de alguna o otra forma o medio lleguen a leer este escrito, simplemente, aprovechando y abusando una vez mas de esta fecha, les deseo la mayor de las alegrías para estas fechas, la sensación de satisfacción por el reencuentro con los suyos y con uno mismo, pero sobretodo espero logren encontrar en sus mentes y corazones el verdadero motivo del origen de esta fecha. Recibir regalos es muy bonito, pero habrá también quienes no recibirán nada. Un regalo material se acaba, un regalo físico lo podemos romper, lo podemos perder, lo podemos quemar, es mas puede que ni siquiera pase de la navidad.
Regalemos esta fecha especial, algo que jamás olvidaremos y que quedará grabado en nuestra novena conciencia, en ese arayashiki que nos hará recordarlo en todas nuestras reencarnaciones, regalemos amor, regalemos una sonrisa, regalemos un abrazo sincero, regalemos un beso, regalemos alegría, regalemos las palabras exactas a las personas indicadas, regalemos perdón, regalemos tranquilidad, regalemos paz, y sobre todo, regalémonos a nosotros mismos la capacidad de la auto felicidad.
Esta noche de 24 o mañana del 25, mientras los cohetes revienten, mientras los niños tengan sus luces de bengala, mientras los arbolitos artificiales brillen con las luces navideñas, mientras nuestro niño Jesús de yeso sea colocado en el “pesebre”, mientras nos abracemos, mientras cenemos, mientras festejemos, mientras estemos con nuestra familia, mientras hagamos lo que hagamos recordemos siempre que el ser humano es mezcla de alma y cuerpo, el cuerpo será saciado de alguna forma. Hagamos también que aquel día nuestro espíritu renazca en la alegría, se fortalezca en nuestra fe y sobre todo avancemos un paso más en nuestra trascendencia universal. Que tengan una noche buena, y que este 25 de diciembre sea para todos la excusa perfecta para demostrar nuestra capacidad y voluntad para hacer de nuestros días, en adelante, algo verdaderamente especial.
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