Las elecciones pasaron y hubo algo muy particular en esta ocasión, particularidades que acontecieron no solo en el nivel local sino también en el nivel nacional. Podría acusarse deliberadamente a cualquier organismo por la ineficiencia en el conteo de los votos, pero me pregunto a veces qué pasaría si se descubriera que existieran poderes externos o internos que influyan en este proceso.
Si las “mañas” electoreras para ganar y recolectar votos son conocidas, y siempre repetidas, ¿qué se hace por evadirlas?, este proceso tuvo ciertas características: candidatos antiguos, candidatos de retorno, candidatos nuevos, pueblos conformes, pueblos disconformes, mesas no instaladas, gente que no alcanzó a votar, gente que anuló su voto, gente que vició su voto, gente que marcó con conciencia, gente que marcó con inconsciencia y gente que a sabiendas violó con mucho gusto la ley seca.
La contienda electorera se convirtió en una suerte de “guerra” en la que lamentablemente sólo ganaba quien más ataques daba o quien más demagogia hacía. El pueblo confuso por una serie de más de 10 candidatos a provincia, distrito, y región, además de la consejería y un posibilidad de más 10 mil combinaciones para marcar, aunado todo al referéndum en el que muchos de los que votamos por un sí, ni siquiera sabíamos las consecuencias económicas del proyecto que aceptábamos marcando ni las consecuencias a nivel presupuestal que se librarán a raíz de tan “sana” decisión y de otro lado aquellos que marcamos no considerando tener la razón y pensando en la consecuencia futura de tan anónimo como importante proyecto.
Todo un desfile de acontecimientos que dividieron al pueblo en segmentos, el resultado, elecciones de votos ajustados. Candidatos no ganadores ofuscados, y pueblos renegados. Actas quemadas, pobladores inconformes, inconscientes del poder de la democracia haciendo gala de su salvajismo, quemando cédulas marcadas, rompiendo mobiliario escolar, sin considerar que puede ser el lugar donde probablemente estudien sus hijos. Derrotas partidarias, fin de hegemonías en regiones “costumbristas partidaristas”. Eventos inesperados ciudadanos confundidos, ciudadanos mal informados, ciudadanos desinteresados. Presidentes, de mesa no habidos, nuevos alcaldes felices, nuevos regidores y políticos sonrientes.
¿Porqué tanto candidato?, ¿porqué tantos amantes de su pueblo queriendo regresar?, ¿porqué tantos presidentes?, ¿porqué tantos consejeros?, digamos que sea por su pueblo, propongo algo al pueblo, propongo un sueldo austero, propongo un cargo ad honorem, propongo que cada servidor público elegido por el pueblo continúe ganando el sueldo con el que vive normalmente en su pueblo, si estos asuntos se consideraran y existieran… ¿Existiría a caso tanto usurero?
Que la ganancia está en la ejecución de obras, que existen los coimeros, que hay quienes venden su conciencia y su pueblo por dinero, la gente dice que hacen pero roban, que roban y deshacen, que deshacen y no hacen y el pueblo tan amable brinda oportunidades a tanto embustero.
Que existan correctos, los conozco por terceros, que existan capaces, son algunos los fugaces, que existan embusteros, son los que abundan primero. Que el pueblo no confía, y por eso no se fía, el pueblo a veces conoce, pero casi siempre desconoce, que anulo mi voto porque de nadie quiero ser devoto, que mi voto fue en blanco porque nadie me pareció franco, que mejor lo vicio porque no quiero luego andar emitiendo juicio.
En fin, lo hecho está hecho, tenemos gobernantes nuevos, y el pueblo espero sea lo primero. Saludo a los politiqueros y aplaudo la recompensa a su esfuerzo. Si ganaron con justicia demuestren que no llegaron al poder por avaricia, si llegaron por el pueblo que los ama, hagan algo por lo que la gente reclama.
Las elecciones municipales fueron ajustadas, tuvimos que contar voto por voto, sorpresivamente, hubo contratiempos, hubo alboroto, hubo mucho de todo y de todo un poco. Habrán ganado con justicia, habrán perdido los “sin voto”, lo único que tengo claro, es que contando voto a voto, tal vez si gane otro…
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