Una de las oportunidades que tienes al salir de tu ciudad natal, lugar en la que toda la vida te criaste y de la que en contra de tu voluntad tienes que dejar para poder desarrollarte a nivel profesional, es la experiencia única de conocer a personas diferentes. Gente diferente a ti, no sólo en costumbres, sino también en pensamientos e ideas, en formas costumbres, dialectos y dejos, todo aquellos que nos da la chispa de seres humanos completamente diferente.
En mi segunda salida lejos de mi burbuja original de nacimiento, la vida me deparó una magnífica oportunidad. Conocer a Pedrito, Pedrito es un tipo bonachón, un niño encerrado en un enorme cuerpo de más de metro ochenta. Un “niño grande” que irradia felicidad e inspira ternura. Recuerdo la primera vez que vi a Pedrito, estaba allí parado, en la misma fila conmigo postulando al mismo puesto de trabajo, sin conocer o saber que en pocos días la vida nos tenía deparado, conocernos.
Pedrito y yo fuimos elegidos, elegidos entre más de 120 personas que nos presentamos a aquel anuncio de empleo en el periódico, vi a Pedrito y me dio gusto verlo allí. Acompañado del resto de integrantes del grupo, hay algo que hace especial a Pedrito. Pedrito es grande, Pedrito es enorme, es como un tótem, el tótem de la alegría, el tótem de la felicidad.
Pedrito es especial, Pedrito es amigo, es paciente, es querendón, es un soñador pero sobre todo es un enorme tipo bonachón. Cuando despierta asegura que sale a correr y regresa a los quince minutos por tan agitada faena aeróbica. Pedrito es así, y no concibo otra forma en Pedrito.
Los chicos lo “vacilan”, los chicos le juegan la chacota, pero el no se inmola, Pedrito no solo es querendón, es sabio y conocedor. Quienes se crucen con él, dirán que es un grandulón, pero estoy seguro que de ese mismo tamaño debe tener el corazón.
La vida no fue buena con Pedrito, la vida no fue buena conmigo tampoco, y probablemente con usted igual, pero Pedrito tiene carisma, conserva la sonrisa del chiquillo, conserva innato el cariño del amigo. Pedrito tiene 24 pero quiere con la incoherencia de un niño de cuatro. Pedrito es único y estoy orgulloso de decirle amigo.
Pedrito hoy es joven, mañana será adulto, hoy hablé con Pedrito, le pregunté qué le pasaba, porque la mirada de Pedrito, algo albergaba, Pedrito es querendón, Pedrito es bonachón, pero Pedrito no es feliz.
Conversamos largo y tendido, entendí a Pedrito, entendí sus sueños, entendí sus porqués, entendí por completo a Pedrito. Hoy estimo más a este gran amigo. Hoy me di cuenta que Pedrito no es de piedra, Pedrito tiene corazón, y sobre todo, Pedrito es una de las personas que acabo de conocer, con la mayor capacidad de razón.
Las personas somos pasajeras, tanto nosotros como nuestros amigos, tanto familiares como Pedrito, todos pasamos cual golondrinas en verano. Las personas que conocemos en el camino, nos brindan testimonios de vida. Algunas de ellas ni siquiera consideran quela tengan, existen personas con problemas, personas sin ellos, personas felices, personas tristes, personas reales, personas aparentes, retratos pintados, retratos auténticos. Hoy conocí a alguien auténtico, Pedrito es mi compañero, tal vez en el futuro lleguemos a ser grandes amigos.
Todos queremos a Pedrito, y pienso que el mundo fuera mejor si existieran más Pedritos, mi mundo ha cambiado desde que encontré a Pedrito. Y seguro cambiará el de ustedes cuando conozcan un Pedrito. La gente pasa, las historias quedan, Pedrito pasará pero su historia quedará. Así pasamos las personas, así pasamos con nuestras historias, así pasa la vida, así quedan las historias.
La historia de una vida, la marcan las personas, las personas con sus actos, las personas y sus arrebatos, hoy escribo solo desde mi cuarto, hoy escribo por Pedrito, hoy escribo por mi amigo. Espero encuentres un día un Pedrito, sabrás que encontraste un amigo. Gracias por todo Pedrito y estés donde estés espero la vida se encargue de reunirme una vez más contigo.
En memoria a un gran amigo… y dedicado a aquellos que han perdido a uno…
No hay comentarios:
Publicar un comentario