domingo, 20 de febrero de 2011
¿Quién elegirá al futuro presidente?
“No puedo escoger quien será el próximo presidente, pero si puedo escoger quien NO lo será”
Son las palabras de nuestro actual presidente, Alan García, en la Clausura del CADE 2010 que retumban en mi cabeza desde que me enteré que el Jurado Nacional de Elecciones, tuvo la brillante idea de solicitar a las encuestadoras que transmitan a ellos los datos completos de las personas que participaban en cada una de sus encuestas. Al parecer, en este escenario político en el que, de acuerdo a las encuestas con toda y su ya cuestionada credibilidad al menos para los que se encuentran en los últimos lugares, Alejandro Toledo se encuentra reafirmando un primer lugar con un 30% de la intención de voto, TODO, en absoluto, puede suceder.
Me pregunto porqué las observaciones que, en mi opinión, tan absurdamente se hacen hoy, no se hicieron en la campaña presidencial del año 2006. Justamente este año, en el que el escenario político del partido de gobierno ha cambiado rotundamente, y en el que de acuerdo a las últimas encuestas, el partido del actual gobierno no pasaría, la vaya del 5% que necesita para seguir teniendo vigencia como tal está en riesgo, se hacen observaciones a encuestadoras y encuestas que durante todo el tiempo de democracia en el país, se habían respetado.
La constitucionalidad del voto secreto, se vio violada por estos días y en consecuencia amenazada, ante temores o intereses de nuestros actuales y probablemente futuros políticos. Y es que la brillante inteligencia de estas, busca en nuestro número de documento de identidad terminar con problemas que en nada se solucionarían con la inscripción de nuestros datos. Tan inteligente como fue la medida de adoptar el registro de las líneas de teléfonos celulares con nuestros datos por internet o con una simple llamada a nuestro operador de telefonía, para según sapiencia e inteligencia de nuestras autoridades terminar identificando a las líneas de celular que se encuentran operando en penales y cualquier otro mal llamado centro de rehabilitación para nuestros queridos delincuentes. Y es que si tuviéramos un poquito de malicia podríamos haber inscrito nuestras líneas móviles con los datos de cualquier otro ser humano pues no hay forma luego de comprobar que efectivamente es quien se asegura ser. Se ha puesto a pensar que tal vez con este novedoso sistema de identificación de líneas móviles, tal vez y usted ya cuente con dos o tres líneas a su nombre funcionando desde algún penal. Y si alguna vez detectaran un hecho de extorsión originado desde alguna de estas líneas. ¿No se verían desvirtuadas notablemente las investigaciones de algún hecho delictivo? Brillante idea la de nuestras autoridades ¿no?
Pues bien, algún grupo de mentes brillantes, debió haber reunido mas de dos cerebros, para llegar a la inteligente conclusión, de que, si se tiene dudas de las encuestas, se debería pedir a las encuestadoras solicitar los datos de sus encuestados y luego pasar estos mismo al JNE para luego ubicar a la persona y preguntarle si efectivamente dijo que votará o no por tal o por cual candidato, mandando al diablo, o tal vez ignorando, que la el voto es constitucionalmente secreto sin tener en cuenta que precisamente, una de los pilares de todo estudio estadístico, es que estos sean verificables por lo que la medida adoptada, y felizmente ya dada de baja, en mi opinión, la considero absurda y completamente innecesaria. Pero al parecer, la ignorancia de nuestros organismos no ven soluciones más allá del registro de nuestros datos consignados en nuestro documento nacional de identidad.
Por otro lado, podríamos suponer, que la intención de voto de un país hubiera sido anulada por poderes, ajenos al común del pueblo, y que de haber persistido aquella absurda norma, de aquel grupo de inteligencias, los resultados a las próximas elecciones podrían haber dado un vuelco tremendo y el país, jamás hubiera tenido noción de lo que sucedió, precisamente tal y como sucedió en la re-re-elección de nuestro ex presidente Alberto Fujimori.
Ahora que las encuestadoras han sido liberadas de tan poco útil norma, quisiera ver que se publiquen encuestas de intención de voto congresal y tal vez por allí podríamos tener la probable explicación a los intereses de acabar con las muestras de intencionalidad electoral. Es evidente que no se puede acusar a nadie directamente de lo que está sucediendo, pero todos los eslabones una vez encontrados forman una cadena, cuya propiedad se puede adjudicar un grupo de poder muy visible y perceptible a los ojos de aquellos que nos tomamos el tiempo para analizar un poco nuestra realidad política nacional. De seguro y en el camino a las futuras elecciones veremos mas muestras de inteligencia y preparación intelectual de nuestras autoridades. De nosotros depende aceptar nuestra ignorancia o velar por nuestra absoluta libertad para elegir a una autoridad. Suerte con su análisis, yo esperaré las próximas encuestas de intención de voto congresal… y que gane el mejor… o debo decir, una vez mas, ¿el mal menor?
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