sábado, 4 de junio de 2011

Probablemente mañana…


Probablemente mañana despertaré y revisaré todos los canales nacionales, y desayunaré a la misma hora que los dos candidatos presidenciales. Probablemente y mañana, tomaré un baño e iré a anular conscientemente mi voto, para estar tranquilo con mi conciencia y mi decisión electoral. Probablemente hoy por la noche, habrá una de esas reuniones entre los amigos que no nos vemos desde hace muchos años, en la que debatiremos los pormenores de la grandísima idea de quienes crearon la “Ley Seca” y brindaremos, con gaseosa claro está, por tan inteligentísima labor.
Probablemente y mañana, salga un sol brillante, haya heladeros fuera de mi lugar de votación, moto taxis cobrando S/.1.50 por la fecha tan “especial”, tamaleritas gritando en la plaza de mi ciudad: “lleve su rico tamal joven”, y sobre todo mucha, pero mucha gente, decidiendo, mientras hace su cola y preguntando a los amigos, por quien votar.
Probablemente y llegue mañana, haga mi cola en el tercer piso de un colegio, con toda la luz solar abrasándonos cual pollos, hasta que me toque el turno de llegar a votar. Probablemente y mi presidente de mesa sea una vez mas mi compañera de promoción y probablemente una vez mas, otra compañera, de otra promoción, se encuentre resguardando castrensemente, los votos del partido político de su predilección.
Probablemente y reciba mi cédula de sufragio con la imagen del cáncer y el SIDA juntos, reiré con ironía, y pensaré: “Dios, a qué punto hemos llegado en el Perú”, mientras piense tal vez y marque por los dos candidatos a la vez, o probable y simplemente haré lo que la mente me diga que haga en ese instante. Obviamente no escribiré ningún mensaje ofensivo a los respetables candidatos, primero porque jamás lo leerán y segundo, por respeto a los miembros de mesa, que tan solemnemente nos acompañan todo el día domingo, y que alimentados con su lata de atún, su jugo de duraznito de una conocida marca, y su galleta de soda con o sin sal, suficiente tienen ya, como para leer tontería y media que se me pueda ocurrir en este tan solemne evento electorero.
Probablemente y después de realizar algún trazo en la inocente cédula de sufragio, esta será partida para que nadie vea lo que hice y aseguraré mi voto sellándolo con la pequeña etiquetita que a partir de las 4:00 p.m. mi presidente de mesa, y amiga de promoción, deberán romper.
Probablemente empuje la cédula al ánfora y la haré entrar como sea, pues de seguro estará repleta y me volveré a cortar el dedo con el exquisito filudo plástico que, a manera de ranura, guardará mi secreto voto hasta las 4:00 p.m. Probablemente y el domingo almuerce en familia, a excepción de mi hermano, que tuvo la afortunada labor de ser miembro y co-protagonista partícipe de estas elecciones como algún miembro de alguna otra mesa de algún otro grupo de sufragio diferente al mío , claro está.
Probablemente, después de almuerzo, tenga sueño pero trataré de encontrar la forma y la fórmula de sobrevivir hasta las 4:00 p.m., con el único masoquista afán de conocer, en el minuto cero, los resultados sanguíneos que el país se habrá tomado este domingo. Así al fin sabremos si padeceremos de cáncer o de SIDA, durante los próximos cinco años.
Probablemente y si el cáncer gana, todos aquellos portadores del otro mal, de seguro y saldrán a las calles a protestar, gritar, chillar, y quemar llantas, a tomar calles, a tomar pistas y armar el gran escándalo pacharaco al que estamos acostumbrados casi a diario los peruanos. Por otro lado y probablemente si el SIDA gana, será la primera vez en mi vida en la que habré comprobado las consecuencias de la mediocridad social masiva en nuestro país.
Probablemente mañana y desde las 4:00 p.m. muchos de nosotros miraremos al cielo y nos preguntaremos una vez mas: “Dios, desde cuándo se re-jodió el Perú”. Probablemente y después toda, pero absolutamente toda la tarde y hasta la noche, se seguirá hablando acerca del pronóstico maligno que el país habrá adquirido. Probablemente y mañana sea un día de esos como para nunca recordar, pero también y a su vez, un día que nunca se podrá olvidar.
Probablemente y mañana no suceda nada, probablemente y mañana suceda de todo, probablemente y mañana antes de las 4:00 p.m. suceda algo más importante en el Perú y decidamos voltear los ojos a otra realidad. Probablemente y mañana habremos cometido un error más en la historia de nuestra animalidad. Probablemente mañana habremos acertado por primera vez en mucho tiempo. Probablemente mañana usted votará y el país habrá probablemente ganado, o probablemente perdido. Cualquiera sea el probable resultado mañana. Gracias, probables, por su decisión.

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