Llega un momento en la vida de un hombre, en el que cree que el tiempo se
está agotando, y es que pasan los años y cuando menos lo esperamos ya hemos envejecido, llega un momento en la vida en el que se revisan los errores del pasado para mirar al presente, un momento en el que nos sentamos o nos echamos a la cama a pensar y decimos: ¡Vaya, cómo las cosas han cambiado!
Llega un momento en la vida de un hombre, en el que das un vistazo al pasado, y revisas los momentos gratos de tu vida, los momentos no gratos también, un momento en el que recuerdas las ilusiones que tenías de pequeño y sonríes recordando aquellas “tonterías” que solías pensar.
Llega un momento en la vida en el que todo te parece cotidiano, en el que despiertas y te dices a ti mismo que vuelve a comenzar un día más. Un momento en el que comienzas a darte cuenta que has caído en la maldita rutina y que a veces te da pereza salir, simplemente de ella.
Llega un momento en la vida de un hombre, en el que piensas en lo simple de la vida, en lo frágil de nuestra existencia. Un momento en el que viajando observas el paisaje por la ventana y te preguntas, cual es el final del horizonte que observamos, un momento en el que ves a niños semidesnudos por la pobreza, corriendo y jugando sucios en su miseria, pero con una sonrisa chefa y envidiable que ya quisiéramos nosotros tener. Un momento en el que vemos a los niños, tan libres, tan despejados, tan despreocupados de ellos mismos tan humanos, tan inocentes, tan poco como nosotros.
Llega un momento en la vida de un hombre, en el que regresas a la tierra en la que creciste y simplemente no la reconoces, un momento en el que los niños a los que antes saludabas con una sonrisa por su picardía, hoy simplemente son más grandes y altos que tú, y más triste aún, han perdido muchos la sonrisa que recordabas en sus rostros.
Llega un momento en la vida de un hombre, en el que decide ser padre o por azahares del destino le toca serlo, un momento en la vida de un hombre que cambia por completo su existencia, un momento en la vida en el que sabes que una vida depende de ti, un momento en el que sabes que tu hijo es lo único que tienes verdaderamente tuyo y te desvives pensando en lo que será de él.
Llega un momento en la vida del hombre, en el que nos toca ver crecer a nuestros hijos, verlos creciendo y sentirlos rebeldes, tan rebeldes o más de lo que nosotros alguna vez fuimos. Tan adolescentes y tan adoloridos, tan afectos y tan ajenos a nosotros. Llega el momento en el que no somos capaces de superar el conflicto de la vida misma, un momento en el que decidimos pelearnos y discutirle al destino, un momento para decidir que algo anda mal y que algo debe, definitivamente, cambiar.
Llega un momento en la vida del hombre, en el que su mundo complejo se vuelve sencillo, un momento en el que concluimos, finalmente, con la concepción de haber aprendido a vivir. Un momento en el que decimos, pensamos y asumimos que hemos madurado. Un momento en el que asumimos que nuestro mundo es el adecuado.
Llega un momento en la vida del hombre, en el que cosecha lo que ha sembrado durante toda su vida, un momento en el que recoge el cariño o recoge el rechazo, un momento en la vida de un hombre en el que asume los errores del pasado, un momento en la vida del hombre en el que se distrae pensando en sus fracasos, un momento en la vida de un hombre frustrado en el que decide dejar de serlo.
Llega un momento en la vida del hombre, en el que te aburres de tus propios temores, un momento en el que decides enfrentar la vida con coraje y arrasar con todo aquél que se atreva, si quiera a entrometerse en tu camino. Llega un momento en la vida de un hombre en el que todo es casi perfecto, en el que casi todo es posible, y en el que sientes el gozo de haber alcanzado el éxito habiendo recorrido por los caminos del pasado.
Llega un momento en la vida de un hombre, el instante cumbre en el que repasas tu existencia, en el que lloras por lo que dejas, en el ríes por lo que visite, en el que anhelas lo que alguna vez conseguiste, un momento en el que te arrepientes de todo aquellos que no hiciste y de lo que alguna vez hiciste también. Llega un momento en la vida en el hombre, cuando exhala su último suspiro, un momento en el que todo se vuelve luz, un momento de reencuentro con los que se fueron, un momento para sentir que estamos vivos de nuevo, un momento en la vida en el que para los muertos estamos vivos y para los vivos, ya estamos muertos.
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