miércoles, 31 de agosto de 2011

Hipocresía


La hipocresía de aquellos que, delante tuyo, simulan ser amigos, para luego hablar acerca de ti a tus espaldas, es lo que más aborrezco en este mundo. Triste es la vida del mediocre, que entorpecido por la inutilidad de su vida y la banalidad de su alma, tiene a bien comentar la de los demás; más triste aún la del cobarde que se oculta tras una falsa sonrisa para terminar luego hablando de algo que considera útil y digno de realizar, hablar de la vida de los demás y más miserable aún se torna su existencia por hablar en ausencia de aquellos por los que se llena la boca vociferando estupideces y de las que no sería capaz aún, a pesar de la inmundicia en la que vive y se arrastra, de repetir delante del agraviado, las heces escupidas por la bella cloaca que lleva por boca.
La parte buena de encontrarte con un hipócrita es que aprendes a conocer realmente a sujetos farsantes que cegados por la estupidez actúan como criaturas, lo más triste es que te das cuenta también de que a pesar de los errores antes cometidos en tu día a día, no has aprendido aún a diferenciar en algunos ocasiones a un buen amigo, de un simple hipócrita mas.
Y es que si alguna virtud he de reconocer en estos seres, es el talento que tienen para actuar, aparentar y sonreírte con una transparencia singular mientras que por dentro sus inquietudes y pensamientos sean muy contrarios a lo establecido por sus canallas rostros. Actores y actrices inigualables, infames y mezquinos badulaques, de inteligencia retorcida y alma podrida por la envidia, el resentimiento y la maldad, estos son nuestros queridos hipócritas.
Jamás entenderé el comportamiento de un hipócrita, por qué ese afán de vivir aparentando lo que no se es, por qué ese afán de ir por la vida dañando la de los demás, por qué hacer de tu vida, de tu desarrollo social, de tu ambiente laboral, de tu entorno familiar, una maraña de falsedad y cinismo. Qué impulsa a alguien a ser falso, qué motivación extraña puede haber en el hipócrita común y silvestre para ser así.
Tal vez y una frustración o traumas con respecto a realidades descubiertas de infancia, tal vez y la hipocresía del mismo hipócrita se centra en la necesidad de llenar los vacíos de su vida con retazos de la vida de los demás, o tal vez y espere cubrir con parches ajenos, los orificios emocionales que aquejan su alma. La frialdad de un hipócrita para sonreírte y luego apuñalar, es comparable al mal psicológico de aquellos criminales, que al menos y cometen la torpeza de realizar sus actos físicamente, la fortaleza del hipócrita radica en la fortaleza de su frialdad, frialdad para contactarte, frialdad para conocerte, frialdad para ganarte, frialdad para atacarte y frialdad para negarte. Execrables y admirables seres con defectos-virtudes no propias de todos pero si ajenas a muchos.
La vida miserable de esto seres abominables, definitivamente no es envidiable. El choque o el encuentro con uno de estos humanos en nuestra vida diaria, sin embargo, no debería pasar desapercibido.
La mejor arma para combatir a estas carroñas humanas, siempre será la lealtad y la transparencia, lealtad para quien se la merece y para aquellos que no, también; transparencia en nuestros actos en nuestro accionar diario, en el qué hacer de nuestros días. Lealtad infinita a los leales y mas desmedida aún con los que no lo son, pues de alguna forma deberán aprender de la dicha y el gozo que se siente al actuar de manera leal con todo el mundo. Del mismo modo la transparencia de nuestros actos, transparencia que refleje claramente los rayos de luz del sol hasta que iluminen por completo los sombríos momentos y lados oscuros de su existencia, esos momentos que los enturbian, que los apremian, que no los dejan vivir con libertad, que los arrastran a la vida miserable y falsa por completo que han decidido vivir.
La vida triste y llena de complejos del hipócrita, es realmente lamentablemente, las señales de envidia y rencor, propias de aquello que de alguna forma no supieron controlar; sus pensamientos y anhelos desde infancia y que por ende, como producto del vacío no solo físico que los rodeó, sino también del espiritual, y del amor de sus padres y familiares, provocan este tipo de actitudes, crean esta especia de lacras sociales, que después de todo no tienen la culpa de haber crecido siendo un simple cascarón, sin nada dentro ni siquiera aún en estado güero.
Miserables falsos de este mundo, gracias a su existencia sabemos que existe el otro lado de la moneda, la gente realmente sincera, inmundos males necesarios de esta vida, la soledad infinita es lo que les queda por tan rastrero modo de vida del que cómodamente se sirven. Gracias queridos falsos, gracias queridos hipócritas, gracias totales, hipócritamente hablando claro.

1 comentario:

  1. Increible, los Hipocritas son seres humanos q necesitan de mucha ayuda psicologica, hay q cuidarse de ellos q dicen ser amigos tuyos, por q los resultados son negativos para aquellos q ofrecen una amistad sincera. :) Saludos Walter¡¡

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