Más de doscientos días tuvieron que pasar para que la aguda visión de un
rescatista pueda divisar el cuerpo de un joven, que involuntariamente y de la manera más trágica se ha convertido en el símbolo de la solidaridad a nivel nacional.
La misteriosa desaparición de dos jóvenes en Arequipa era noticia hace unos meses, y la aparición casi milagrosa de uno de ellos, hacía presagiar que todo terminaría bien, sin embargo el desenlace de esta aparente historia de supervivencia parece aún no tener fin.
Al margen de cómo se desencadene en un futuro este evento y de los resultados de la necropsia que se le aplicara a Ciro, existen muchos aspectos importantes y resaltables que quedarán grabados en mi mente de por vida.
La fortaleza de Ciro padre, primero para dejarlo todo, su vida , su trabajo su rutina y abandonarlo absolutamente todo por la búsqueda de su hijo, segundo la endereza con la que se tomó la idea, con el pasar de los días, de aceptar que su hijo , probablemente pueda no aparecer vivo, la incansable búsqueda de un solo hombre y el amor eterno a su hijo, amor que fue capaz de mover y motivar el corazón de muchas personas que estuvieron siempre a su lado apoyando el rescate sin otro interés particular que el compromiso compartido de solidaridad con este padre de familia, además de motivar millones de oraciones y acciones en muchos de nosotros que desde nuestro hogar, en algún momento, estoy seguro, habremos lanzado una oración o un suspiro pensando en lo que pudo haberle pasado en el algún momento o mirado al cielo y habernos preguntado, Dios, la tierra no se lo puedo tragar, tiene que aparecer.
La comprensible quebrantable endereza de una madre, que dolida y casi muerta en vida aceptaba con resignación el no volver a ver a su hijo, el no tenerlo más a su lado, el no sentirlo más junto a ella. Aceptar que ese ser al que trajiste al mundo se fue antes que tu, que el proyecto de vida que tenías con él se ve frustrado por un evento que escapa a cualquier pronóstico y que desaparece frente a tus ojos, incomprensiblemente. La tristeza, la desesperación, el debilitamiento emocional y la maldita resignación que es muchas veces la primera alternativa para evitar que un evento de magnitudes devastadoras nos termine destruyendo, todas esa mezclas de sentimientos transmitidos por una misma persona, compartidos además por una misma familia, sin considerar aún la tristeza profunda de hermanos que de alguna forma se dividieron la noble misión de cuidar cada quien de su padre y de su madres respectivamente, para evitar de alguna forma el desgaste acelerado y en constante acrecentamiento de sus seres queridos, aquellos que precisamente mueren por ese amor que los une a sus propios hijos.
La muerte confirmada y la aparición de Ciro Castillo, no es el fin de una historia, es solo el cierre del primer capítulo de esta historia: Ahora solo queda esperar los resultados de los estudios científicos que determinarán aquellos que muchos de nosotros pensamos o que muchos otros también esperan.
La suerte de repudio social inspirada por la única sobreviviente de este evento, no es nada positivo pues estaríamos prejuzgando a alguien que podría ser completamente inocente y cuyo único delito fue haber sobrevivido a la peor experiencia de su vida.
La historia de Ciro, sin embargo, revive de alguna forma la historia de miles de personas en el mundo que pierden de un momento a otro un familiar. La endereza de Ciro papá, la fortaleza de toda una familia bien constituida en el cariño y amor del ceno familiar y ese amor desmedido por el que me quito el sombrero hicieron que de alguna forma esta historia tenga un final que conjuga entre la felicidad y la tristeza.
La familia Castillo me ha enseñado algo de lo que muchas veces había escuchado pero que no había visto de manera casi sangrante en alguien, el amor desmedido de un padre y una madre a su hijo, la consecuente gratitud y sentido de compromiso social que inspira el amor verdadero de un padre a su hijo y sobre todo además, el poder de la fe de una madre y del corazón de miles de personas, poder que estoy seguro fueron determinantes para el , repito, cuasi feliz desenlace que esta historia comienza a tener.
Descansa en paz Ciro Castillo, desde donde estés, estoy seguro te has convertido en señal de luz para muchos…
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