Menos de veinticuatro horas y llegará la navidad, fiesta esperada por muchas personas, con intereses tan distintos como la propia gente que la celebra y la que no, los padres con la ilusión de tener a su familia reunida a las doce de la media noche; los niños esperando con gran ilusión y fervor la llegada del viejo barrigón al que unas familias llaman Santa Claus y otras más peruanas llaman papá Noel, otros conocedores de la inexistencia de este personaje esperando la llegada de los familiares con regalos peculiares.
Navidad, fiesta en la que se conmemora el nacimiento de uno de los seres más importantes en la historia de la humanidad, Jesús, quien cuya existencia, y muy al margen de haber sido el poseedor de enormes facultades que por los escritos bíblicos conocemos; o no haberlos tenido, respetando la creencia de aquellos que no lo consideran así, jugó un rol importante y su acción y obra trascendió y seguirá trascendiendo probablemente hasta el final de la humanidad.
Navidad, excusa perfecta para reencontrase con la familia, excusa perfecta para salir después de las doce y reunirse con los amigos que no vemos de antaño, excusa perfecta para regalar un abrazo a las personas a las que tal vez y quisiéramos abrazar todos los días, navidad día ideal para expresar un buen deseo, para dar un abrazo cálido, para recibirlos también, para expresar agradecimiento, para expresar nuestros sentimientos.
Navidad, un día de reencuentro, un día para pedir perdón, perdonar y ser perdonados, un día para la reconciliación, un día para la acción, un día lleno de motivación. Un día de alegría para los seres humanos y un día de duelo nacional para nuestros queridos pavitos, y aves de corral o toda aquella especia de nuestra fauna que tenga el trágico orgullo de ser el centro de mesa en una cena de noche buena.
Navidad, no todo el mundo celebra algo, algunos la pasan recordando, otros la pasan añorando, los niños se divierten jugando, rompiendo regalos, jugando con ellos hasta quedarse dormidos.
La cena de Noche Buena, aquella que sacrosantamente debemos esperar hasta las doce, después de haber ido a la previa misa de gallos, aunque no en todos los casos, el tradicional chocolate caliente, que hasta el día de hoy no entenderé porqué en una noche de verano, con el ambiente cálido adoptamos la costumbre de tomar una bebida que pasa casi quemando. Preferiría un helado, pero es navidad, y no hay que renegar tanto, lo importante no es lo que debamos o tengamos para degustar, sino el placer de compartir un momento familiar.
Doce de la noche, las luces de navidad en todas las ventanas del barrio, e incluso colgando de árboles naturales vestidos adecuadamente para la ocasión, familias con música de fiesta, familias con los indiscutiblemente eternos villancicos, familias orando, familias descansando, familias completas, familias incompletas, familias felices, familias en tragedia, personas con la familia a distancia, personas sin familia, personas solitarias, personas acompañadas, familias con panetón, chocolate y pavo a la mesa, familias con bizcochito, te y con mucha suerte pollo aquella noche, familias numerosas, familias pequeñas, familias rebosantes de comida, familias que pasan hambre pero conservan la alegría en lo más profundo de su miseria, si celebran o no, al menos tengo la seguridad que todos recuerdan estas fiestas.
Navidad, estereotipada como la “fiesta de amor y paz”, navidad motivo de reunión y también de reflexión, para reunión en familia y con los seres queridos. Esta navidad, sé que es utópico desear que todos tengamos amor y paz, esta navidad espero sea un día de reencuentro de alegría y de felicidad. Hoy a las doce de la noche recuerde que el verdadero motivo de la navidad, es recordar el nacimiento de alguien que cambió la historia de la humanidad, recordar que gracias a lo que este ser humano y/o divino hizo o dejó de hacer tenemos hoy mucho porqué agradecer.
Recordemos también a aquellos que por diversos motivos no estarán presentes en nuestra mesa, tal vez y están con nosotros de corazón, o no están con nosotros físicamente pero están pendientes de nosotros desde algún lugar del universo. Agradezcamos lo que nos tocó vivir, agradezcamos el estar juntos otra vez, sepamos mirar al cielo y darnos cuenta de lo pequeños que nos tocó ser, pero también de lo enorme y inimaginablemente trascendente que nuestro ser puede llegar a ser. Que esta navidad sea de reencuentro consigo mismo y vivamos una fiesta de confraternidad en unión familiar con el rico calor de hogar. ¡FELIZ NAVIDAD!
No hay comentarios:
Publicar un comentario